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Wild Bastards [REVIEW]

Bastardos sin Oeste

Wild Bastards nos lleva a un futuro donde los vaqueros espaciales luchan por sobrevivir mientras escapan de un tirano llamado Jebediah Chaste. Este juego es una mezcla explosiva de roguelike y FPS, donde la acción rápida y la estrategia cuidadosa son esenciales para ganar. Cada misión es un desafío lleno de sorpresas, decisiones tácticas y un estilo visual único que le da personalidad.

La premisa es simple: Jebediah Chaste ha destruido casi por completo a la pandilla Wild Bastards, y solo quedan algunos supervivientes que se esfuerzan por reunir al resto de los compañeros. Desde la nave Drifter, viajamos de planeta en planeta rescatando a los Bastardos supervivientes, cada uno con sus propias motivaciones y habilidades únicas. A medida que avanzamos, desentrañamos pequeños fragmentos de información que añaden capas al trasfondo de cada personaje.

Aunque no estamos ante una narrativa compleja, la buena ambientación, western mezclado con ciencia ficción espacial, esconde bastante bien esta simpleza. Cada personaje tiene su propia personalidad marcada, y el humor juega un papel fundamental, con diálogos ocurrentes y situaciones disparatadas.

Estrategia y acción combinadas

Cabe mencionar que Blue Manchu, el estudio detrás de Wild Bastards, ya nos había dado una pequeña e imperfecta joya en 2019 con Void Bastards. Aquí, nos trae una mezcla entre segunda parte y “sucesor espiritual”. Ya que, similar a su trabajo previo, en Wild Bastards, no basta con ser rápido disparando. Antes de cada misión, tenemos que armar el equipo de Bastardos, seleccionando aquellos que mejor se adapten a los desafíos que se vienen. Cada personaje tiene habilidades únicas que influyen directamente en el estilo de juego, desde ataques a distancia hasta habilidades de combate cuerpo a cuerpo, pasando por poderes más tácticos como curaciones o el despliegue de trampas.

Cuando se desata el caos, el combate es frenético, pero también requiere una buena dosis de estrategia. A medida que avanzamos, debemos gestionar la salud y los recursos de nuestro equipo. Si uno de los personajes cae, quedará herido y no podrá ser utilizado hasta que lo curemos o lo sustituyamos. Esta mecánica de gestión de personajes obliga a tomar decisiones cuidadosas sobre quién estará en primera línea y cuándo es mejor retirarse o cambiar de estrategia.

Ahora, aunque la jugabilidad es entretenida, en algunos momentos puede sentirse un poco simplona. Si bien la acción rápida mantiene la adrenalina, después de varias horas, las mecánicas de combate pueden volverse repetitivas y quedarse corta de profundidad. No es un problema enorme, pero puede hacer que las misiones pierdan un poco de su chispa tras largas sesiones de juego.

Relaciones peligrosas

Una de las mecánicas más interesantes es la interacción entre los personajes. No todos los Bastardos se llevan bien, y algunos están enfrentados por conflictos del pasado. O incluso en el presente: si una misión fracasa, el equipo quedará peleado. Si dos personajes están en esta situación, no podemos incluirlos en el mismo equipo. Este elemento agrega un factor de complicación adicional a la formación de los equipos, ya que no solo tenemos que considerar sus habilidades, sino también sus relaciones. En muchos casos, deberemos sacrificar habilidades útiles de un personaje simplemente porque no se lleva bien con otro, lo que nos obliga a ajustar nuestras estrategias y encontrar nuevas combinaciones efectivas.

Estas tensiones entre los personajes no solo afectan la jugabilidad, sino que también enriquecen la narrativa, ya que vamos descubriendo detalles de las disputas entre los miembros de la banda. Este aspecto contribuye a la construcción del universo, donde las personalidades aportan “magia” en la dinámica de equipo.

Personalización y evolución

Además de las habilidades únicas de cada personaje, los mods ofrecen una forma de personalizar aún más la experiencia. Durante las misiones, encontramos mods que pueden mejorar las habilidades de nuestros personajes, ya sea aumentando el daño de sus armas, potenciando sus habilidades especiales o dándoles ventajas tácticas, como mayor velocidad o resistencia. Los mods, sin embargo, no son ilimitados, lo que significa que debemos ser selectivos a la hora de elegir cuándo y cómo usarlos.

Este sistema de mods no solo aporta a personalización, sino también a la estrategia. Nos permite adaptar nuestro equipo a los desafíos específicos de cada misión. Podemos optar por potenciar las habilidades de ataque de un personaje si nos enfrentamos a enemigos numerosos o enfocarnos en mejorar la resistencia si anticipamos un combate prolongado.

Además, algunos solo duran una misión, lo que nos obliga a gestionar los recursos de forma eficiente. Saber cuándo gastar nuestras mejores mejoras o reservarlas para enfrentamientos más complicados es clave para progresar en las misiones más difíciles.

Exploración y desafíos

Cada planeta en el que aterrizamos está generado proceduralmente, lo que asegura que ninguna partida sea igual a la anterior. Los niveles presentan una amplia variedad de biomas y diseños que, aunque muy minimalistas, evitan la monotonía. Podemos explorar los mapas para encontrar recursos, mejoras o enfrentarnos a nuevos enemigos, pero debemos tener cuidado: pasar demasiado tiempo en un planeta significa la llegada de un enemigo muy poderoso, complicado de vencer.

Así, la exploración introduce una dinámica de riesgo-recompensa muy interesante. Si decidimos explorar más a fondo, podemos encontrar recursos valiosos o mods útiles, pero también aumenta la posibilidad de fracasar y terminar con héroes en el hospital. Este elemento resalta la necesidad de planificar, avanzando de forma calculada. El retroceso es una opción válida cuando las probabilidades no están a nuestro favor.

Además, cada planeta tiene su propia identidad visual y enemiga. Antes de aterrizar, se nos advierte sobre los tipos de enemigos a los que nos enfrentaremos, lo que nos permite preparar nuestro equipo de manera más estratégica. Sin embargo, la imprevisibilidad de los niveles hace que siempre haya un elemento de sorpresa.

Cómico western

El estilo visual de Wild Bastards es un punto a favor importante. Utilizando una estética cel-shaded, el juego se siente como un cómic espacial, donde los personajes y los entornos están diseñados con colores vibrantes, incluso neón en algunos casos. Cada personaje tiene un diseño distintivo, que refuerza sus habilidades únicas y personalidades dentro de la narrativa.

Los enemigos, por su parte, son igualmente variados y están llenos de detalles. Desde criaturas alienígenas hasta robots gigantes, encajan perfecto con la estética general del juego. Incluso los planetas tienen un diseño particular que los distingue unos de otros, asegurando que cada misión se sienta como una nueva aventura.

Por otra parte, el apartado sonoro de Wild Bastards acompaña de manera perfecta la acción. Las explosiones suenan potentes, cada disparo tiene el impacto adecuado, y la música es entretenida. La banda sonora mezcla temas de western con música más electrónica y futurista, complementando el híbrido de géneros.

Además, los diálogos entre personajes, aunque breves, están llenos de comentarios ingeniosos que refuerzan el tono ligero del juego. Las personalidades de los Bastardos se ven reflejadas en sus interacciones, lo que añade más capas a la narrativa y crea momentos que te arrancarán una sonrisa en medio del caos.

¿Vale la pena?

Wild Bastards destaca en su capacidad para combinar la acción de los FPS con la estrategia y gestión de los roguelites. La mecánica de las relaciones entre los personajes, los mods y el enfoque táctico, aunque liviano, hace que cada partida sea diferente. La narrativa ligera, junto con los personajes únicos y las tensiones entre ellos, enriquecen la experiencia, haciendo que no solo nos preocupemos por disparar, sino también por cómo manejar las dinámicas dentro del equipo.

Sin embargo, hay que admitir que la jugabilidad a veces puede sentirse un poco repetitiva y falta de profundidad. Tras varias horas de juego, las mecánicas pueden volverse algo predecibles, lo que resta emoción a las misiones más largas. Además, la curva de dificultad no siempre está bien balanceada, y algunas misiones pueden resultar frustrantes si los mods o personajes no están bien equipados.

Con su estilo visual colorido, una jugabilidad que recompensa tanto la habilidad como la planificación, y una propuesta que se siente con una originalidad justa, Wild Bastards es una experiencia que no es para todo el mundo, pero que vale la pena explorar para los fans del género. [i]


DESARROLLADO POR: Blue Manchu
DISTRIBUIDO POR: Maximum Games
GÉNERO: Roguelite
DISPONIBLE EN: PC, PS5, Xbox Series X|S, Nintendo Switch.

QUÉ ONDA: Roguelite, sucesor espiritual de Void Bastards.
LO BUENO: Diversidad de personajes y habilidades. Sistema de mods y personalización. Estilo visual y ambientación.
LO MALO: El aspecto jugable puede sentirse muy simple e incluso repetitiva al momento de la acción. Dificultad desbalanceada por momentos. 

Este análisis de Wild Bastards fue realizado a través de un código de PC provisto por sus desarrolladores.

  • CALIFICACIÓN75%
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