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Super Mario Party Jamboree [REVIEW]

El preferido de los terapeutas familiares

A esta altura, es difícil encontrar a alguien que no tenga una historia traumática relacionada con esta saga. Super Mario Party Jamboree, en esencia, es más de lo mismo. Si bien Nintendo introduce algunos cambios interesantes, se mantiene la esencia de lo que Mario Party siempre fue: caos. La gran pregunta es, ¿vale la pena volver a este torbellino de emociones? O mejor dicho, ¿están listos para más risas y frustraciones en partes iguales?

Para empezar, les tengo que decir que Super Mario Party Jamboree no es solo una fiesta, es una auténtica jamboree. Sí, esa palabra que nunca habían escuchado hasta ahora (para ser sinceros, yo tampoco, tuve que googlear). En este caso, Jamboree se usa para describir una gran fiesta o celebración, bulliciosa y con muchas actividades. Sí, ya sé, si van a la primera definición, encontrarán que es una reunión de grupos de Scouts. Pero en el juego no hay ningún adulto con pantalones cortos y vestido de aspecto juvenil. Y, si lo hubiera, quedaría tan desubicado que habría que ponerle una órden de restricción al personaje. Mejor quédense con la definición que les acabo de dar.

En fin, este nombre cobra sentido al ver el tamaño de esta entrega, la más grande hasta la fecha. Con más de 110 minijuegos, siete tableros y un montón de modos nuevos, no cabe duda de que el término está bien usado. Lo interesante es que, a pesar de todo lo nuevo, Super Mario Party Jamboree sigue siendo, en esencia, el mismo juego que jugamos hace 20 años en la Nintendo 64. Para bien y para mal, claro.

Juegos de azar y estrelluelas

El núcleo sigue siendo simple: tiramos un dado, avanzamos por un tablero lleno de colores brillantes, ganamos monedas y compramos estrellas. El que tenga más estrellas al final, gana. Pero no se engañen, esto no es el ajedrez. Acá la suerte juega un rol fundamental, y no hay estrategia que los salve cuando el juego decide que es hora de garcarte la partida. ¿Por qué? Oh, novatos… simplemente porque puede. Y porque le gusta ver el mundo arder. Es decir, dar una estrella extra al jugador que más se hurgó la nariz durante la partida no es para nada descabellado.

Si ya jugaron alguna entrega anterior, seguramente recuerdan el sistema de aliados. Bueno, en Super Mario Party Jamboree regresan, pero con un nuevo nombre: Jamboree Buddies. Estos compas nos acompañan durante un par de turnos y dan algunos beneficios, como tiradas extra o monedas adicionales. Pero lo más importante es que, con su ayuda, podemos comprar dos estrellas de un tirón. Eso suena a que rompe el juego pero, seamos francos, Mario Party un poco se trata de romper el juego. Además, estos Buddies se quedan solo tres turnos y, si alguien nos sobrepasa en el tablero, puede robarlos. Por si hacía falta más motivos para querer cagarnos a trompadas.

Reglas Pro: ¿una fiesta más justa?

¿Alguna vez les frustró que en Mario Party, después de jugar perfecto toda la partida, perdieran por pura mala suerte? Bueno, para esta caso se introdujeron las Pro Rules, un conjunto de reglas que reducen el factor azar. Por ejemplo, ahora pueden elegir los resultados de los espacios de suerte y solo hay una estrella de bonus al final, la cual conocemos desde el principio. Esto es un cambio bienvenido si prefieren que el juego recompense la habilidad, pero tengan en cuenta que la injusticia puede ser parte de la diversión.

Ensalada de minijuegos

Lo más esperado de cualquiera de las entregas de la saga, más allá de los tableros, son los minijuegos. Super Mario Party Jamboree trae más de 110 minijuegos, lo que es, sin duda, una cantidad impresionante. Algunos son clásicos reciclados de otras entregas, pero siguen siendo tan divertidos como siempre. Pero también hay un buen puñado de minijuegos nuevos, y acá es donde las cosas se ponen un poco irregulares.

Algunos minijuegos nuevos son geniales, simples, rápidos y entretenidos. Otros parecen complicarse más de lo necesario y pierde parte del espíritu accesible de la saga. Por el contrario, otros son extremadamente simples y poco atractivos, tal como machacar un solo botón como si no hubiera mañana. En resumen, hay una porción de minijuegos muy largos o complejos y otra que se siente relleno, simple y aburrido.

Lo bueno es que, visualmente, es una joya. Hay una notable austeridad técnica, producto de un hard noble, pero que ya quiere jubilarse. Aun así, los gráficos están pulidos, los tableros y minijuegos son un festín para los ojos, y cada rincón está lleno de pequeños detalles. Los momentos en que el rendimiento se tambalea son mínimos y para nada afecta a lo jugable.

Agitando emociones

Era obvio que no se iban a dejar de lado los controles de movimiento. En Super Mario Party Jamboree, tenemos tres modos basados en el movimiento, y, como era de esperarse, algunos son mejores que otros. Por ejemplo, en Paratroopa Flight School, tenemos que agitar los brazos para volar. Suena divertido en teoría (y en el fondo lo es) pero, luego de unos minutos, resulta una actividad que debería estar prohibida por la Convención de Ginebra. Por otra parte, el modo Rhythm Kitchen es una joyita, simple y divertido. Cortar, picar y mezclar, todo al ritmo de la música.

Modos online, despelote virtual

Si disfrutan jugar online, Super Mario Party Jamboree los tiene cubiertos. Tenemos dos grandes modos: Bowser Kaboom Squad y Koopathlon. Ambos son pura adrenalina, pero de maneras distintas. El primero es un modo cooperativo donde ustedes y otros siete jugadores tienen que juntar bombas y monedas, para derrotar a un Bowser gigante. Suena caótico, y lo es, pero también es muy divertido. El trabajo en equipo es clave, y cada minijuego ayuda a recolectar los recursos necesarios para avanzar.

Koopathlon, por otro lado, es competitivo. Acá se trata de una carrera con 20 jugadores en la que compiten en minijuegos para avanzar. De alguna manera, parece como si Mario Party y Fall Guys se fusionaran. Son varias rondas con minijuegos, que van modificando las posiciones. Cada tres rondas, hay una especial, donde todos los jugadores están en pantalla, debiendo sobrevivir a la prueba. En resumen, son dos modos muy atractivos, pero no sé si los servidores tuvieron malos días o están ubicados muy lejos, los problemas de conexión (lag y desconexiones) fueron mi principal enemigo.

¿Jugar solari?

Para los solitarios, Jamboree trae una campaña para un solo jugador llamada Party-Planner Trek. Es una adición simpática, pero no se esperen nada revolucionario. Básicamente, es Mario Party para una sola persona, recorriendo tableros y completando misiones para NPCs. Simpático, entretenido pero muy cortito.

En resumen, Super Mario Party Jamboree es la misma fiesta de siempre, pero diferente menú. Los Jamboree Buddies y las Pro Rules son adiciones valiosas para darle un nuevo sabor, pero la esencia se mantiene, con lo bueno y lo malo que esto conlleva. Si ya tienen una entrega anterior y no les mueve mucho la aguja, pueden dejar pasar. Si aman esta saga y forma parte habitual de sus fines de semana, hay motivos suficientes para sumarlo a su colección. Por último, si nunca jugaron uno de estos títulos, vale la pena comenzar con este. Mario Party Jamboree sigue siendo capaz de hacerlos reír, enojarse, burlarse y pedir disculpas a sus amigos, todo en una misma partida. ¿No es acaso para eso que jugamos a Mario Party? [i]


DESARROLLADO POR: NDcube
DISTRIBUIDO POR: Nintendo
GÉNERO: Party game
DISPONIBLE EN: Nintendo Switch

QUÉ ONDA: El Mario Party más grande de la saga hasta la fecha.
LO BUENO: Gran variedad y cantidad de contenido. Excelente diseño visual. El agregado de las “Pro Rules”.
LO MALO: Hay una pequeña porción de minijuegos que no encajan, por complejidad, duración o extrema simpleza. Limitaciones del modo online.

Este análisis de Super Mario Party Jamboree fue realizado a través de un código de Nintendo Switch provisto por sus desarrolladores.

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