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Nier: Automata pasó de visita por Stellar Blade, y nosotros también

2B or not to Eve

 

Casi como una crónica de una colaboración anunciada, el cruce entre la creación de Yoko Taro y Stellar Blade estaba cantado desde que se mostraron sus primeros tráilers pre lanzamiento. Quienes jugaron la obra de Shift Up —y quienes no, también— sabrán de sobra que estamos ante un Frankenstein conformado por piezas extraídas de muchos otros videojuegos, y cocidas con aguja de tejer. Un monstruo total falto de personalidad, pero adorable igualmente a su manera.

De esas piezas extraídas, la… ejem, “influencia” de Nier: Automata ganaba por goleada —descontando que encima la banda sonora está compuesta, en ambos títulos, por el Studio Monaka—. Meses después de su estreno en PlayStation, finalmente tenemos en nuestras manos el DLC que blanquea la unión de los dos universos. Al menos en un plano estético.

Si todavía no leyeron nuestra review de Stellar Blade, pueden hacerlo acá: TIKI.

Pero, ¿qué trae de nuevo este DLC de Nier: Automata? ¿Vale la pena rejugar Stellar Blade por él? Veamos…

De entrada, aclaremos el punto más importante. O mejor dicho, los dos puntos más importantes. En primer lugar, de todos los contenidos adicionales post lanzamiento que los desarrolladores fueron agregando al juego, este es el primero (y único por ahora) pago. Y en segundo lugar, este DLC no es más que un pack cosmético de trajes para Eve. No hay misiones, ni historia, ni ningún otro contenido narrativo.

Zip zap, eso es todo. ¡Hasta la próxima!

Bueno no… pero CASI.

Siendo más específicos, una vez activo el DLC, nos presenta a Emil, quien va a estar rondando las áreas del desierto y Wastelands. Al igual que en Nier, al interactuar con él, podemos entrar a su tienda, en la cual comprar el contenido estético nuevo.

Pasando en limpio: comprar el DLC nos habilita la tienda para comprar los trajes in-game. Se capta la ironía, ¿no?

Dejando de lado lo ridículo de tener que pagar dos veces por contenido visual, los accesorios de Nier: Automata no pueden ser adquiridos por las monedas que ya manejaba el juego, sino que deben ser comprados por una nueva divisa: las Lunar Tear.

De nuevo, quienes jugaron Nier van a reconocer la referencia, pero más allá de tratarse de un easter egg divertido, lo que hicieron fue distribuir Lunar Tiers por todo Westlands y el desierto. Con lo cual, no importa cuántas veces hayamos pasado Stellar Blade, vamos a tener que volver a recorrer ambos mapas toooodo de nuevo, encontrar los objetos, e intercambiarlos luego por trajes (y pelucas) a Emil.

No vamos a dejar de reconocer, sin embargo, que los trajes de Nier nunca lucieron tan bien. Shift Up hizo un trabajo exquisito recreando los uniformes de 2B a A2. Aunque es sin duda una pena que no hayan aprovechado el riquísimo lore y argumento del universo de Yoko Taro, para introducir contenido más valioso, como misiones, narrativas, o cruces de personajes. Porque más allá del deleite visual, no deja de sentirse como un desperdicio de oportunidad.

 

Por otro lado, este agregado deja en evidencia un problema que Stellar Blade viene teniendo desde el día uno: su falta de opciones postgame. Les habrá pasado a quienes ya lo ganaron, una vez pasado el juego, nos vemos cautivos en dos alternativas: o arrancar el new game plus, o cargar el último save. Si hacemos esto último, volvemos al punto justo anterior a enfrentar al final boss, sin posibilidad de viajar a otra zona o hacer backtracking.

Que no hayan incorporado una opción de seguir explorando, o seleccionar el capítulo a jugar, nos deja en la tediosa y única opción de tener que empezar una partida de cero, y avanzar hasta el punto donde se habilita el DLC. Muy poco práctico.. Sobre todo porque la gente que tenga ganas de disfrutar de este DLC, seguramente ya pasó el juego base.

¡Y ya está! Eso es todo lo que tiene este contenido pago para ofrecernos. Podemos destacar, eso sí, que al equipar cualquier traje nuevo, la música de los dos escenarios abiertos se reemplaza por la banda sonora de Nier. Un detalle digno de mención, que más que darme más ganas de jugar Stellar Blade, me hizo desear con fuerza imperiosa la necesidad de jugar una remasterización de Automata (soñar es gratis).

Lo barato no siempre es caro

Ya que estamos en la movida, repasemos por un segundo el otro contenido nuevo que se agregó a Stellar Blade en la misma fecha que el DLC, pero que es universal a todos los usuarios, porque es una actualización gratuita.

El más importante y solicitado por los fans es el modo foto. Un poco inconcebible que no haya estado desde el momento de lanzamiento, pero Shift Up se redimió con lo que, a mi parecer, es la mejor implementación de esta herramienta hasta la fecha.

Es cierto que otros juegos tienen más opciones de configuración, edición y captura, pero el modo foto de Stellar Blade es sumamente ágil e intuitivo como pocos. Aplausos especiales para el autofoco, por ejemplo, que anda tan bien que asusta.

Junto con la integración de este modo —que consta tanto de capturas generales como selfie—, aprovecharon para sumar nuevos desafíos de fotografía, con los cuales podemos desbloquear cuatro flamantes trajes.

Esa actualización gratuita sola, ya alcanza y sobra para empatar, e incluso superar a la de Nier: Automata, y encima es gratis. Pero claro, la licencia de la IP tiene su costo. Aún así, el parche incluye otras mejores que están listadas arriba en el tuit oficial, de las que podemos destacar el lip-sync para seis idiomas nuevos (y sin cobrarloejem ejem Ghost of Tsushejem) y pulido del gunplay.

El DLC de Nier: Automata le alarga un poco la vida útil a Stellar Blade, sobre todo a los fans más fieles de este último. Porque los seguidores de Yoko Taro no van a sentirse más que desilusionados con una oportunidad de colaboración desaprovechada, que encima es paga. To pay, or no to pay, ¡la decisión es de ustedes! [i]


DESARROLLADO POR: Shift Up
DISTRIBUIDO POR: Sony Interactive Entertainment
GÉNERO: Acción
DISPONIBLE EN: PlayStation 5

Este análisis fue realizado a través de un código de PlayStation 5 provisto por sus desarrolladores.

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