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GOTY & CHOTY 2024: ¡Elegimos lo mejor y lo peor de este año!

Celebrando a conciencia

Estamos frente a un año tan distópico como desparejo.

Por el lado de la industria, los números son alarmantes. Los grandes estudios y publishers parecen tener cada vez más miedo de explotar la creatividad. Prefieren vendernos recuerdos empaquetados en alta definición, que experiencias nuevas. Se hacen remakes de remasterizaciones, y remasterizaciones de juegos modernos. Los hilarantes costos (y tiempos) de producción fuerzan a minimizar los riesgos, y por ende a llenar el mercado de los mismos títulos. El resultado es claro: 2024 batió récord en cierres de empresas, superando en despidos al año pasado en un 40% aproximadamente, según algunas fuentes.

Por el lado de los juegos, las obras son soberbias. Si bien no estamos ante una catarata de obras maestras como 2023, este año fue un deleite de títulos: Sega y Atlus no paran de descorchar con lanzamientos de calidad, Devolver marca la cancha con producciones independientes, el género de pelea está en una nueva edad dorada, Hellblade y Dragon’s Dogma 2 llegaron después de generar una expectativa tan larga que ya podría sacar el CUIT, y los videojuegos argentinos siguen mostrando su evolución con joyitas como Arranger.

¿Tienen intriga por ver los GOTY & CHOTY de otros años? Acá están: 2023, 2022, 2021, 2020, 2019 y 2018.

Por supuesto que 2024 no podría haberse subido al podio de los festejos sin la bandera de los indies, que como siempre, dan clases de inspiración. Tanto es así, que muchos publishers AAA se colgaron del trabajo independiente para alcanzar el éxito comercial (y crítico), como es el caso del ya mencionado Hellblade, Helldivers II o Silent Hill 2 Remake.

Queda claro que la visión creativa de autor es más importante y relevante que el reporte nominal de un Excel. Y sino vayan a preguntarle a ciertos altos directivos, a ver si están en concordia.

Y hablando de autor, en [IRROMPIBLES] quisimos volver a traer nuestra reflexión anual, pero sin entrar en competencias sin sentido, o comparaciones odiosas. Una vez más, la idea es que cada miembro del staff pueda reparar en qué juego disfrutó más, y qué juego le sacó canas del espanto; siempre desde un abordaje subjetivo y descontracturado. La única condición, es que sólo se pueden tener en cuenta los fichines salidos durante este año.

¡Pasen y vean! Y por qué no, comenten también sus irrompibles de 2024.

 

Moki

GOTY: Hellblade II

Los que más disfruté en el año fueron Astro Bot y Hellblade II, pero sin dudas este último se lleva mi GOTY. Una experiencia corta y tan cinematográfica que no quería que terminara nunca. Pocas veces se genera una conexión tan fuerte con un personaje y una historia como la que generó Ninja Theory. La guerrera nórdica, interpretada por Melina Juergens, blandió exitosamente su espada una vez más, luchando contra sus enemigos y sus propios demonios, ganando además una estatuilla en los Game Awards por su actuación.

Con un motor de Unreal lleno de detalles, la historia exploraba a fondo el perfil de una heroína que lucha contra un cuadro de psicosis. Un juego exquisito por donde se lo mire y uno de los pocos que logró mantener mi atención en las comprometidas sesiones de juego nocturnas.

Aplausos de pie para Ninja Theory, que destrozó el estúpido mito de que las segundas partes no son buenas.

 

CHOTY: Skull and Bones

Me resulta increíble que con el buen sabor que nos dejó Assassins Creed IV: Black Flag, un estudio con la espalda y experiencia de Ubisoft, sea incapaz de hacer de Skull and Bones un juegazo. Desde los primeros tráilers que se vieron en el 2018, este fichín capturó mi atención. Tengo que reconocer que tenía tanta manija por la temática, que no me importó la experiencia agridulce de unos minutos de gameplay durante una de las últimas E3.

Pero el lanzamiento fue uno de los más flojos, con un esqueleto de juego vacío y falto de amor. Los desarrolladores hicieron varias betas para recibir feedback del público y tratar de encontrar un norte, pero la brújula de ese barco nunca funcionó y el capitán parecía estar poseído por el capricho. El resultado fue un fichín carísimo, vacío, sin alma y ridículamente defendido por el CEO como el primer videojuego AAAA.

Tengo la esperanza de que en algún momento se convierta en algo feliz, pero por el momento fue a la mazmorra del Uninstall.


 

Cufa

GOTY: Dragon’s Dogma 2

Este año tuve la suerte de jugar una insospechada catarata de juegos de una calidad tan alta, que se pelean en mi cerebro en un battle royale mental para llevarse el título de GOTY. Hellblade II, Animal Well, Kunitsu-Gami, Like a Dragon, Neva, Metaphor Refantazio, Astro Bot… tan buenos títulos que dejaron fuera del combate a FFVII Rebirth y Dragon Ball Sparking Zero, aun con el cariño que les tengo.

Pero si tengo que elegir uno solo, ese es Dragon’s Dogma 2. ¿Por qué? Porque no puedo ignorar el hecho de que esperé durante 12 años una continuación de aquella obra que me voló la cabeza. Porque me retrotrae a una época en donde pasaba horas merodeando el extinto foro de [i], charlando sobre cómo buildear el mejor pawn posible, o intercambiando tips de exploración. Porque esta secuela ignora todas las estructuras de mundo abierto actuales y estereotipadas, para dar paso a una visión de autor única, propia de la visión de Hideaki Itsuno.

Dragon’s Dogma 2 es un viaje al pasado, pero a su vez, marca el futuro para los sandbox. No sea cosa que olviden su dogma.

 

CHOTY: Sand Land

Pobre Sand Land, este fue un año muy particular para toda la obra de Akira Toriyama. No hace ni falta explicar por qué, cuando todos aún seguimos conmovidos por la partida inesperada del gran mangaka. El manga homónimo —publicado en el 2000— también tuvo película, serie, se estrenó Dragon Ball Daima, y Sparking Zero. Hubo proyectos por todos lados pero, pobre Sand Land, a él le tocó la suerte de ser el primer videojuego póstumo de Akira.

Y ese peso involuntario se convirtió en una responsabilidad accidental. Porque además, el fichín tuvo el honor de contar con una continuación de la historia original, escrita por el mismo autor. Había mucho en juego en Sand Land, pero su calidad no ayudó a soportar la expectativa. No es un título horrible, aunque sí bastante mediocre: mal diseñado, escenarios vacíos, misiones repetitivas y gameplay aburrido.

Pobre Sand Land, no merecía ser mi CHOTY del año. Que no cargue con la culpa. Pero sí con la desilusión.


 

El Cenizas

GOTY: Lorelei and the Laser Eyes

Si 2024 fuera una película, este juego sería el giro de trama que nadie vio venir. Lorelei and the Laser Eyes no es solo un fichín, es un enigma con patas. La narrativa es un sueño febril que mezcla paranoia, onirismo, y un montón de cosas que todavía no termino de entender, pero amo igual. ¿Espacio? ¿Tiempo? Pfft, para Lorelei son constructos irrelevantes.

Este juego nunca nos lleva de la mano, casi que ni nos toca, y de todas formas se las arregla para atraparnos y soltarnos en un laberinto donde cada esquina tiene un puzzle que estruja el cerebro. ¡Y qué puzzles! Desafiantes, elegantes, poéticos. En serio, los mejores que jugué en años. La atmósfera, prácticamente monocroma e hipnótica, nos mete en un trance del que no queremos salir. ¿Querían algo distinto? Acá está. No es para todos, pero para los que entramos, Lorelei and the Laser Eyes es un laberinto que perdura en nuestro cerebro, aun cuando hayamos encontrado la salida… Claro que, ¿acaso he salido realmente?

 

CHOTY: Dragon Age: Veilguard

Dragon Age: Veilguard nos prometió el retorno triunfal de la saga. ¿Qué entregó? Un juego tibio que quiere agradar a todo el mundo, cuyo principal logro es romperle el corazón al fan de la saga. ¿Es malo? Ni por asomo, pero no es el RPG que prometían, sino más bien un hack and slash, con un buen combate y gráficos estupendos. Pero claro, sin alma, sin sangre en las venas. Personajes que despiertan cero interés, diálogos sosos y una narrativa cercana a un guion de serie adolescente. La sensación constante de que los diálogos intentan sonar profundos, pero terminan siendo clichés con brillantina.

Esa oscura, cruda y violenta fantasía épica quedó tan lejos, que el cambio estético —del realismo a Pixar— terminó siendo lo de menos. Dragon Age: Veilguard es un dragón que ruge fuerte, pero solo saca humo, no fuego. Y el humo tiene olor a lavanda, no vaya a ser que a alguien le incomode.


 

Shinjikum

GOTY: Indiana Jones and the Great Circle

En la década del 80, los maratones los hacíamos con los VHS que nuestros solícitos viejos o viejas alquilaban en los videoclubes. Así fue que durante algún fin de semana ví mi primera peli de Indy. No recuerdo exactamente dónde ni cuándo, pero está claro que fue de esas aventuras que me marcaron para siempre. ¡Lo tenía todo! Acción, aventura, mitos y leyendas, humor, romance, intriga, Nazis, espías, piñas, látigos, explosiones, ruinas, paisajes exóticos… Y así podría seguir hasta agotar los 1000 caracteres que el tirano de Cufa nos asignó, y no terminar.

Luego vendrían —entre otros fichines— las aventuras gráficas de Lucasarts o las parodias de Lego. Pero debo decir que ninguno me atrapó tanto como Indiana Jones and the Great Circle. Es el sueño de todo fan: Poder suspender por un ratito la incredulidad para encarnar a ese arqueólogo canchero, burlón y algo pendenciero. Porque… ¡Lo tiene todo! Acción, aventura, mitos y leyendas, humor, romance, intriga, Nazis, espías, piñas, látigos, explosiones, ruinas, paisajes exóticos…

 

CHOTY:  Euro Truck Simulator 2 – Greece DLC

Por mucho que me duela ponerlo en palabras, la expansión de Grecia de ETS2 es mi CHOTY 2024. ¡Y por lejos! Después de más de 10 años de seguir la franquicia, por primera vez siento que un producto de SCS Software no estuvo a la altura. Como Ícaro, intentaron llegar a Helios, pero terminaron en lo profundo del Averno. Eso sí, no dudo en que van a volver cual Teseo.

Ya durante el día del lanzamiento, el juego entero crasheaba al alcanzar ciertas partes del mapa. Por suerte, lo corrigieron en pocos días. Sin embargo, encontré otros tantos problemas con los ferries que incluyeron paredes invisibles al intentar abordarlos. Esos sí, siguen ahí para sorpresa de los incautos.

Estoy tan frustrado que decidí no seguir recorriendo la tierra de Odiseo. Esperaré a que arrecien los vientos, antes de zarpar nuevamente hacia la resistente Ilión. Quizás Agamenón tenga alguna otra hija que nos ayude con Eolo.


 

Morton

GOTY: Balatro

En las profundidades de la tienda argentina de Xbox, andaba cazando ofertas y precios bugueados cuando me cruzo con un juego desconocido, raro, con un bufón pixelado y a unos míseros pesos. Lo compré más por deporte que otra cosa. ¿Es un juego de póker? Parece. Pero tiene manos, rondas, ¿jefes? Fichas y multiplicadores. La música hipnotiza. Una tienda con cartas de tarot. ¿Comodines modificadores? Ah, es un roguelite. Puedo editar mi mazo. Che, el arte está bastante bien eh. Puedo subir de nivel mis manos favoritas. De pronto jugar dos pares vale seis veces más que una escalera de color. Los enemigos me exigen cada vez más puntaje. No pasa nada, tengo unos comodines que se multiplican entre sí, hay uno que hace valer doble las cart… uh, no. Me hice adicto.

Balatro está en todos los detalles. Sabe combinar desafío con relax, complejizar sin abrumarnos, crear novedad con elementos conocidos. Perder es saber que la próxima lo vamos a hacer mejor, con fricción cero. Ahí donde los rubios remakean, los robots renintendean y los DLC chorean, Balatro es el GOTY. Al menos en mi corazón.

NOTY: Ssssh, que no se enteren que puse esto acá. Quería sumar una nota, o mejor dicho, una noty: mi verdadero juego del año es el que hicimos con Pixsol. Se llama Confín y es sobre encontrar la luz en la oscuridad, seguir adelante y acariciar a un perrito. Lo pueden jugar gratis haciendo [TIKI].

 

CHOTY: Foamstars

No me juzguen: justo había comprado la Play, estaba pagando el PS Plus para aprovecharla. El Foamstars estaba gratis y tenía que probarlo. Ya el trailer lo presentaba como una burda copia del espíritu de Splatoon pero con esa impronta fantástico-urbana que PlayStation cree por alguna razón que es cool. Jugarlo confirmó todas las sospechas.

El tutorial fue un suplicio. El resto de las mecánicas, intrascendentes. El concepto original, que funciona tan bien con el universo que la franquicia de Nintendo plantea, acá es un sinsentido absoluto. Es un fichín sin alma y en el proceso de jugarlo, siento que drena la mía. Algunos dicen que copiar es un arte, pero Foamstars tiene muy poco de artístico. [i]

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