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Commandos: Origins [REVIEW]

¡Tosta hecho jefe!

Hace más de veinte años, esta saga nos enseñó que infiltrarse no era solo agacharse y, si algo salía mal, siempre quedaban los tiros. Una alarma era sinónimo de Game Over, acá había que planear con precisión milimétrica, fallar rotundamente y volver a intentarlo. Commandos: Origins llega con una propuesta clara: traer de vuelta ese sigilo táctico que nos hacía transpirar, con una lavada de cara y muchas trampas familiares. No promete reinvenciones, pero sí un reencuentro con esa vieja tensión de dar un paso en falso y despertar media Alemania nazi al grito de “alarm, alarm”.

Commandos: Origins propone una precuela que explora los orígenes del escuadrón, presentando a sus miembros desde sus primeras misiones. No es una historia que rompa moldes ni busque profundidad emocional, pero sirve como excusa funcional para tirar personajes a mapas plagados de enemigos y objetivos letales. En otras palabras, si buscaban drama bélico, acá no lo van a encontrar. Si querían excusas para infiltrarse y sabotear, bievenidos.

El arte de cagarla en silencio

Commandos: Origins brilla cuando nos obliga a pensar con cautela, a probar y errar, a guardar cada treinta segundos, como si estuviéramos desactivando una bomba real. En esas misiones donde todo encaja como un reloj suizo medio oxidado, la satisfacción es real. Los controles, en PC al menos, responden con la agilidad suficiente como para no querer arrojar el teclado por la ventana. Claro que con gamepad es otro cantar, en especial cuando tenemos que actuar bajo presión. Con lo cual, les recomiendo que opten por la versión de PC. 

Sin duda, Commandos: Origins se ve, se siente y se escucha como un Commandos, para bien y para mal. Lo negativo de este apego por las entregas originales son, por ejemplo, la herencia de un pathfinding cuestionable. Luego están las omisiones, la necesidad de actualizarse a los referentes actuales de este género, como Shadow tactics, Shadow Gambit o incluso Sumerian Six. Y, por supuesto, los numerosos bugs es lo que más sabotea la experiencia, algo que esperemos que se solucione en el futuro.

El equipo, la misión y la paciencia

Por suerte, las misiones están bien pensadas, con rutas múltiples, oportunidades de distracción, trampas y escondites. No tiene esa dificultad enfermiza del las primeras entregas, donde las rutas eran pocas y requerían la mano de un cirujano. Pese a esto, cuando todo sale bien nos sentimos como un genio militar, y esto significa que, pese a bugs, el trabajo de Claymore Game Studios estuvo bien hecho.

Por otra parte, el multijugador cooperativo suena interesante sobre el papel, pero en la práctica es tan caótico como invitar a un gato a jugar ajedrez. Las misiones parecen pensadas para ser jugadas por un solo jugador, no hay mucho margen para tener que coordinar con otra persona, ni siquiera un amigo conectado a Discrod.

En definitiva, no es un mal juego, pero sí es un juego que no sabe del todo en qué año vive. ¿Lo bueno? Los suscriptores de Game Pass lo tienen disponible día uno para poder probarlo. Tiene corazón, pero también torpeza. El componente de nostalgia quizá se les fue de las manos y eso le impidió aggiornarse. Si esperaban prácticamente lo mismo que nos dieron en su última entrega, Commandos: Origins es para ustedes. Esta es la gira de reunión de una banda legendaria, donde suenan mejor porque tienen equipos nuevos, pero, la discografía, es la misma. [i]


DESARROLLADO POR: Claymore Game Studios
DISTRIBUIDO POR: Kalypso Media
GÉNERO: Táctica en tiempo real
DISPONIBLE EN: PC, PS5, Xbox Series X|S.

QUÉ ONDA: Vuelve una de las sagas más queridas, pionera de un género
LO BUENO: Esencia casi intacta. Historia de origen de personajes mega reconocibles. Buen diseño de misiones.
LO MALO: Bugs. Pathfinding. No hay novedades jugables de peso.

Este análisis de Commandos: Origins fue realizado a través de un código de PC provisto por sus desarrolladores.

  • CALIFICACIÓN78%
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