I’m going off the rails on a crazy train
Imaginen una locomotora con tentáculos, hambre insaciable y un corazón latiendo en el piso. Eso es RailGods of Hysterra, un experimento de supervivencia que combina Lovecraft, Snowpiercer con survival y crafting. El fin del mundo llegó y está lleno de tentáculos.
Desde el arranque, nos tiran de cabeza en un apocalipsis lovecraftiano, donde manejar un tren vivo es la única esperanza de supervivencia. El mundo de RailGods of Hysterra está destruido por los Dioses Primigenios, esas entidades cósmicas con poder para arrasar la realidad como si fuera un castillo de naipes. Nosotros somos un Durmiente: alguien que fue arrancado de las Tierras del Sueño, despertado con ojeras eternas, y pegoteado en simbiosis con una abominación sobre rieles: nuestro RailGod. Este tren no solo tiene hambre, también guarda secretos y magia negra. Mientras recorremos las Vías Infinitas, exploramos biomas únicos que van de “muy depresivo” a “me quiero cuetear”. En cada parada acechan sectarios, criaturas deformes y más preguntas que respuestas.
Construir, sobrevivir y no perder la cabeza (literal y figurativamente hablando)
Nuestra tarea es simple: mantener con vida al tren caníbal. Para eso, tenemos que craftear cosas, capturar criaturas horribles y alimentar a nuestra “locomotora” con carne humana como si fuera un Tamagotchi satánico. Cada bioma es una postal depresiva, perfecto para recolectar basura, pelear contra locos y alimentar la locura. Y cuidado: la locura sube mientras exploramos, deformando el inventario, la visión del mapa y mucho más. A cambio, podemos “pagar” con nuestra cordura para obtener habilidades poderosas. Sí, parece un juego diseñado por un psicólogo, negocio redondo.
El combate: entre la ternura y el bostezo
Pegarle a los enemigos en RailGods of Hysterra se siente como abrazar una gelatina tibia, salvo cuando el sistema decide regalarnos un ataque especial con física ragdoll, que vuela al rival como si lo hubiese atropellado un camión con acoplado. No hay bestiario, ni pistas sobre debilidades. La esquiva tiene cooldown largo y los enemigos tienen la desagradable costumbre de amontonarse hasta que el rincón más alejado del mapa parece un recital de Pantera. RailGods of Hysterra no está para nada exento de bugs, algo lógico y esperable dada su condición de acceso temprano. Y con inventarios chicos y un sistema de crafting caprichoso, más de una partida termina con nosotros peleando con el menú en vez de con el horror cósmico.
Un tren que pide amor (y terapia)
La verdadera estrella en RailGods of Hysterra es el tren-dios. Se alimenta de carne, crece con la locura y permite construir un hogar improvisado usando tentáculos que hacen el trabajo sucio. Literalmente. Eso sí: la construcción está limitada a slots fijos, y si quieren poner una puertita donde no les permite, prepárense para frustrarse como armando un mueble con el destornillador equivocado. El diseño de interiores puede ser divertido, pero la gestión de recursos y bancos de trabajo es densa. A medida que sacrificamos y ofrendamos locura, el vínculo se fortalece, desbloqueando poderes y mutaciones que nos dan nuevas herramientas para enfrentar a los Primigenios. Si lo manejamos bien, este tren termina siendo el arma y herramienta más útil de todo el juego.
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Un mundo grande… y con estaciones vacías
Explorar Hysterra se siente como caminar en un centro comercial abandonado: todo parece igual, hay mapas repetidos y la mayoría de los recursos son clónicos. Las misiones se interrumpen por cuellos de botella un poco absurdos. Así, el ritmo se desinfla fácilmente si no tienen suerte con el mapa procedural. Y si están solos, la sobrecarga de tareas puede sentirse como una condena: talando madera para mejorar el banco, para hacer una trampa, para conseguir carne, para alimentar al tren, para… ya saben.
Lo bueno, lo malo y lo potencialmente espectacular
Lo bueno es que la atmósfera está lograda, la premisa es delirante en el mejor sentido, y el sistema de locura promete progresión jugosa. El tren como base móvil es original, y la conexión con la narrativa lovecraftiana suma una capa oscura muy disfrutable.
Lo malo es principalmente el combate, muy torpe. Luego tenemos otros aspectos, que esperamos que mejoren con el correr del tiempo, como los bugs frecuentes, problemas de rendimiento y sistemas de progresión innecesariamente obtusos.
Ahora bien, RailGods of Hysterra tiene potencial de ser espectacular: el concepto del tren tiene lugar para crecer en sistemas de evolución, combate contra otros monstruos, y mecánicas locas tipo “según los bichos que le damos de comer, desbloquea tal o cual poder”. Ya se habla de buffos, mejoras y hasta posibles sistemas de mantenimiento y combate ferroviario.
Entonces… ¿Vale la pena hipotecar pelear el apocalipsis?
RailGods of Hysterra es un Early Access que está más cerca de la promesa, una de las buenas, que de un producto cerca de terminarse. Pero hay un corazón (literal y figurado) latiendo fuerte. Si les gusta la movida lovecraftiana, tienen paciencia y aceptan que van encontrar un juego poco pulido e incompleto, suban. De otra forma, esperen en la próxima estación, porque tenemos fe en que este tren llegará bien a destino. [i]
DESARROLLADO Y DISTRIBUIDO POR: Troglobytes Games
GÉNERO: Survival
DISPONIBLE EN: PC
QUÉ ONDA: Una suerte simulador de tren viviente postapocalíptico, con crafting, locura progresiva y muchos tentáculos.
LO BUENO: Ambientación y estética lovecraftiana sólida. Tren viviente como base y mecánica central. Sistema de locura con progresión arriesgada e innovadora. Cooperativo en linea.
LO MALO: Combate aún torpe y poco profundo. Bugs y errores de rendimiento. Exploración repetitiva y loot clónico. Curva de aprendizaje empinada y tutorial caótico.
Este análisis de RailGods of Hysterra fue realizado a través de un código de PC provisto por sus desarrolladores.