Lo presentaron en el Summer Game Fest y ya tiene fecha: 22 de agosto de 2025. Dying Light: The Beast llega a PC, PS5 y Xbox Series X|S. ¿La novedad? Vuelve Kyle Crane, pero esta vez con el gen zombie activado y muchas ganas de vengarse del Barón, ese señor simpático que lo tuvo años de rehén para hacerle “experimentos”.
La historia arranca con Crane escapando (apenas) de ese laboratorio. Spoiler: no sale ileso. Ahora tiene poderes nuevos, fuerza descomunal y una voz interior que le pide romper cosas. El problema es que todavía no sabe si está salvando al mundo o rompiéndolo más. Y en ese gris, nosotros hacemos parkour y partimos cabezas. El escenario esta vez es Castor Woods, un valle turístico venido a menos que cambió selfies por caminantes hambrientos. De día es un paseo peligroso. De noche es un infierno con neblina. Y sí, la fórmula clásica de luz y sombra sigue tan tensa como siempre.
El combate promete ser más salvaje que nunca. Además del cuerpo a cuerpo que ya conocemos, ahora se suma la brutalidad que sale cuando se activa “la bestia”. También vuelven los vehículos, pero con onda Mad Max. Y el parkour sigue siendo la estrella: saltamos de techo en techo como si no pesáramos lo que pesa un cuerpo mutado. ¿Se puede jugar en cooperativo? Obvio. Hasta cuatro personas pueden recorrer Castor Woods juntas, compartir progreso y salvarse la vida entre sí. Porque si algo aprendimos, es que en este universo nadie sobrevive solo. ¿O era en el Eternauta? Bueno, se entiende.
Techland tira de nostalgia, pero no se queda ahí. La idea de Crane luchando contra su propio lado zombie puede funcionar muy bien si realmente afecta el gameplay. El desafío será no repetir lo ya visto en Stay Human y ofrecer algo fresco sin perder la esencia. ¿Lo mejor? El regreso del parkour frenético, la noche llena de sustos, y un personaje que vuelve con razones para pelear. [i]