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TRON: Catalyst [REVIEW]

El día que Pedidos Ya destruyó el ciberespacio

Todo arranca con Exo, una mensajera digital cualquiera en el universo TRON: Catalyst. Vive en la Red Arq, una versión de respaldo del mundo digital original, donde los programas no solo tienen conciencia: también tienen malos días. Exo reparte paquetes sin hacer muchas preguntas… hasta que le toca entregar uno que no viene con instrucciones, pero sí con una explosión de regalo. Resultado: media ciudad hecha glitch, acusación de terrorismo, y una resurrección inesperada gracias a una anomalía en su código. A partir de ahí, descubrimos que cada muerte reinicia el ciclo, como si el universo tuviera botón de “reintentar nivel”. La mala noticia: todos quieren atraparla. La buena: ahora puede cambiar el pasado. O algo así.

Exo es un programa cualquiera, de esos que reparten paquetes entre sectores oscuros del ciberespacio. Hasta que un encargo la convierte en la Carrie del mundo digital, con fuego, caos y una acusación injusta. La gracia es que, tras la explosión, despertamos con la habilidad de reiniciar ciertos eventos. No todo, ojo. Nada de volver al útero o rehacer la elección de carrera. Solo bucles locales, como capítulos rejugables, donde el pasado sirve más como atajo que como castigo.

La historia arranca fuerte, con interrogatorios, traiciones y paranoia, pero rápido se le nota la costura. La narrativa es contada en segmentos de visual novel, con personajes estáticos y diálogos que, si bien tienen voz, a veces suenan un poco regulares. Después del prólogo, el juego nos deja explorar una red desordenada, donde la lógica se tuerce como intestino después de un locro salvaje. Pero aunque la premisa es buena, la ejecución se queda sin RAM. Nos prometen complejidad, pero todo se resuelve con el clásico “andá allá, matá eso, volvé acá”. Hay decisiones, pero no duelen ni impactan. Y eso, en un juego de loops, es como un reloj analógico sin agujas.

Tirando discos como DJ con brote psicótico

El combate es ágil. Tenemos golpes básicos, parry, esquives y, por supuesto, el clásico disco que vuelve cual boomerang. Se siente bien lanzar el frisbee letal, especialmente cuando lo potenciamos con mejoras. ¿El problema? Todo se desbloquea muy rápido. A mitad de juego ya somos semidioses y no queda mucho que incentive a explorar o a refinar la técnica. Sí, hay un árbol de habilidades. Sí, se puede robar técnicas a los enemigos. Pero nada de eso cambia demasiado como se juega. Los enemigos se repiten más que la ensalada rusa en Navidad y, aunque el juego intenta escalar la dificultad, tiene la IA de una calculadora científica. La Light Cycle o “Moto de Luz” aparece cada tanto como premio consuelo. Ponele que sirve para moverse más rápido o para cortar caminos, pero ni por asomo es el espectáculo visual que esperábamos. El tramo más emocionante en vehículo dura poco, demasiado poco.

El loop visual

En lo visual, TRON: Catalyst cumple sin brillar. O mejor dicho, brilla sin deslumbrar. El estilo neón está ahí, los escenarios tienen la estética retrofuturista que esperábamos, con líneas de luz y estructuras imposibles. El rendimiento es sólido y corre sin sobresaltos. Pero no esperen detalles sutiles o animaciones complejas. Acá todo es funcional, como una buena interfaz: bonita, clara y sin alma. La música, por otro lado, merece una playlist propia. Mezcla sintetizadores ochentosos con toques orquestales dignos de Daft Punk. En auriculares, incluso puede disfrutase más que el gameplay mismo.

¿Lo jugamos otra vez?

TRON: Catalyst se termina en seis a ocho horas, dependiendo de cuánto se distraigan con NPCs parlanchines. Hay alguna misión secundaria perdida, y el sistema de bucles permite revisitar zonas, pero no esperen giros ocultos ni secretos que valgan la pena. La narrativa no cambia según decisiones, y el fast travel disfraza de libertad lo que es un pasillo pintado con luces de neón. La rejugabilidad es baja, salvo que seamos fans del universo TRON y queramos exprimir cada línea de diálogo. No hay monetización invasiva, ni modos extra, ni jefes que nos hagan replantear la vida. Solo la satisfacción de ver los créditos mientras nos preguntamos si esto era todo.

¿Es un bug o una feature?

TRON: Catalyst es liviano, eficaz y con sorpresas mínimas. Funciona, entretiene, pero nunca explota el potencial de su propio código fuente. Tiene combate, historia, estética, todo en su lugar… pero le falta algo. Quizás ambición. O quizás solo más tiempo en el horno. Lo recomendamos si les gusta TRON, si buscan algo corto y visualmente atractivo, o si tienen el joystick cargado y dos tardes libres. No van a encontrar ni media anomalía memorable, pero sí un buen rato de diversión con el aroma de la franquicia. [i]


DESARROLLADO POR: Bithell Games
DISTRIBUIDO POR: Big Fan
GÉNERO: Acción / Aventura
DISPONIBLE EN: PC, PS5, Xbox Series X|S, Nintendo Switch

QUÉ ONDA: Un loop digital simpático
LO BUENO: Buena ambientación. Mecánica de loops útil. Disco asesino satisfactorio. Trama decente para fans del lore.
LO MALO: Corto. Poca evolución en combate. Historia algo plana. Visual novel desaprovechada.

Este análisis de TRON: Catalyst fue realizado a través de un código de PC provisto por sus desarrolladores.

  • CALIFICACIÓN70%
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