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Cómo correr una carrera de aventura

Correr con un grupo de entrenamiento tiene, entre muchas ventajas, que las experiencias se comparten.  Así fue cómo aprendí algunos consejos para correr carreras de aventura: algunas las suponía, otras ni las imaginaba.

Como comentaba en un post anterior, el domingo 22 de agosto asistimos con los Puma Runners a la Merrel Adventure Race en Pinamar. Para muchos fue una primera experiencia, para otros una nueva oportunidad de intentar superar marcas anteriores. Para todos era el mismo objetivo: llegar.

En los días previos, empezaron los consejos, que se extendieron hasta horas antes de la largada. Vamos a repasar alguna de las cosas que se escucharon.

Hidratate: Más allá de que este tipo de carreras tiene puestos de hidratación, no quiere decir que con ellos nos alcance. Puede que el primer puesto lo encontremos bien adentrados en la carrera, por el km 11. Lo ideal es correr con un camel back, una mochila que tiene una bolsa plástica dentro, con un tubo y en la punta un pico que dosifica el agua.  Es importante tomarla en sorbos, ya que no es recomendable bajarse medio litro de agua de un saque.  El camel además tiene compartimientos donde podemos guardar geles, el celular (por si nos extraviamos) y otros elementos livianos que consideremos necesarios.  Algunos optan por un cinturón con botellitas ovaladas de medio litro cada una. Me recuerdan al cinturón utilitario de Batman, y aunque no puedo recomendarlas porque nunca las usé, no me parecen tan prácticas. Si corremos en épocas de calor, podemos guardar el agua en la heladera o en el freezer el día anterior, y tenerla fresca gran parte de la carrera. Cuando volvamos a casa, la bolsa plástica del camel back conviene guardarla en el freezer, para evitar la aparición de hongos.

Alimentate: Es importantísimo estar bien alimentado, desayunar esa mañana y llevar alguna reserva para la carrera. Podemos adquirir unos geles saborizados (me cayeron bien los de cereza y los de frutas tropicales) que dan energía durante la carrera. Los recomiendan cada 45 minutos como máximo. Yo con un gel en el medio de la carrera sentí que me alcanzaba. También podemos llevar algo con mucha glucosa (como gomitas), turrones, o si corremos en medio de la ciudad, improvisar en un bar un sobrecito de azúcar: bajo la lengua da un impulso que nos ayuda a recuperar energías. Hay seguro un alto componente psicológico en muchas de estas cosas. He visto corredores mordiendo corchos porque creían que así evitarían calambres, y les funcionó. Es el trato tácito con la mente: si tenemos convicción de que algo funciona, eventualmente funcionará.

Protegete contra los roces: Algo que uno no imagina es cómo se lastima la piel con el roce, en especial con la ropa húmeda por la transpiración. Es importante proteger los pies, entrepiernas y, en el caso de los hombres, los pezones. Esto se logra untándose vaselina (recomiendo la dura más que la líquida). Intenté alguna vez con cinta hipoalergénica, pero la que no se cayó con el propio roce, se desgastó y se rompió.

Llevá un buen calzado: Dependiendo del terreno, necesitaremos calzado adecuado. No podemos ponernos a averiguar esto días antes de la carrera: el calzado tiene que estar previamente “ablandado”. O sea, jamás, jamás estrenar un par de zapatillas durante una carrera. Si tenemos agujeros y nos entra arena, a bancársela. Luego, y no menos importante, hay que tener un buen par de plantillas, adaptadas a nuestro pie por un especialista. Esto evita que nuestras articulaciones absorban el impacto y reduce molestias durante y después de la carrera.

Corré a tu propio ritmo: Esta es una de las cosas más difíciles. Mi impresión es que hay que guardar energías durante la primera mitad de una carrera. O sea, empezar abajo, para de esta forma entrar en calor, y por la mitad o cerca del final, si queda resto, apretar el paso. Pero esto generalmente no pasa, nos apuramos, sobre todo a la salida, y quemamos nuestra energía. Descubrí que se ganan varios minutos saliendo lo más adelante posible en la largada, porque luego se hace un cuello de botella y se está los primeros kilómetros esquivando gente. Creo que es preferible no apurarse, y hasta soy partidario de esperar a un compañero y, si está lesionado o inseguro, acompañarlo y motivarlo. Pero si apuramos el ritmo para estar a la par de otro corredor con más capacidad que nosotros, sólo nos terminaremos agotando. Y ahí no hay gel ni turrón que te salven.

Divertirte: Una carrera de aventura no es, aunque su nombre parezca indicarlo, una carrera contra otros corredores. Estamos poniendo a prueba nuestra resistencia, asi que no competimos contra nadie más que contra nosotros mismos. Podemos chicanear con amigos y desafiarnos a ver quién cruza la meta primero, pero es sólo parte de la diversión. Nada es más importante que llegar. Y si algo duele y nos hace detenernos, eso no quita que caminar un tramo o el resto de la carrera sea menos valioso. Disfrutar del paisaje, relajarse, alentar a los compañeros, ayudar a quienes lo necesitan; todo eso es también parte de una carrera.

Elongá: Si hace falta, hacelo durante la carrera. Generalmente hay puestos de hidratación donde podemos hacer una pausa de 2 minutos para estirar los músculos. Pero cuando más cuenta es al final. Con tranquilidad, después de hidratarnos y -si hace falta- comer algo (como una fruta), elongar es imprescindible para evitar dolores posteriores.

Seguí corriendo: Esto es accesorio a la carrera, pero en días posteriores, lo ideal para terminar de relajar los músculos ante tamaño esfuerzo físico es correr, a un ritmo tranquilo. El cuerpo va a decirnos en qué intensidad hacerlo. Lo peor que podemos hacer, y hablo desde mi propia experiencia, es terminar una carrera y quedarnos postrados en el sillón o en la cama. Ahí invitamos a nuestro amigo el dolor y su primo hermano el calambre a que se queden en casa por unos cuantos días más.

 

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