Es difícil no recomendar Disc Room, un juego altamente adictivo de controles y conceptos tan simples que cualquiera puede comenzar a jugarlo en un instante. Desafiante, un poco frustrante a veces pero no lo suficiente para que queramos soltarlo. Breve y rejugable. Otra prueba concreta de que los conceptos más simples pueden ser los más filosos.

¡Que bien le viene a Witcheye desembarcar en la consola portátil! A sus controles táctiles ya existentes, que acá se mantienen, se le suma la posibilidad de manejarlo con las clásicas palancas, pudiendo tener una mayor precisión de movimiento y evitando así taparnos el escenario con nuestros dedos de chorizo.

Los sapos adolescentes ninj… perdón, los sapos musculosos ¿hermanos? vuelven tres décadas después para revivir lo mejor (y lo peor) de su franquicia, en un nuevo y parcialmente recomendable aunque confuso Battletoads.

Jamás podríamos soñar con escribir una mejor intro que la que el propio juego propone de sí mismo en unas pocas frases: “Hecho por gente que no sabe nada de golf. Exactamente lo que necesitas pero no te esperas. No va a convertirte en un mejor jugador de golf. El primero, y esperemos que el último juego que permite golfear un caballo”.

El equipo de House House, los mismos detrás de Push Me Push You solía mandarse fotos de gansos (interprétenlo como quieran) dentro de sus comunicaciones internas. Un día a alguien se le ocurrió pensar “¿cómo será encarnar a un ganso?”.

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