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Activision Blizzard denunciado por el Estado de California

La industria de los videojuegos está logrando una triste regularidad en cuanto a denuncias de abuso de todo tipo. Tanto en el ámbito laboral como trascendiéndolo, las conductas van desde maltratos, jornadas de duración descomunal y abuso sexual. Ahora es el turno de Activision Blizzard, pero con una particularidad: la demanda la presenta el Estado de California.

Es decir, no es un particular, sino que —tal como vemos en las pelis de abogados— es “the people versus Activision Blizzard”. Esto, que puede parecer un detalle menor, tiene un peso específico superior y descomunal.

De hecho, la denuncia no sale de la nada, sino que representa el paso final de una investigación de dos años, desarrollada por la agencia DFEH (algo así como Departamento de Equidad Laboral y Vivienda de California).

En principio, lo más “leve”: la denuncia habla de una situación de discriminación a las empleadas mujeres, en todo lo referido a las condiciones de empleo. Al punto de que menciona una “cultura dominante de chicos de fraternidad en el lugar de trabajo”. No hace falta aclarar mucho más, todos hemos visto películas y sabemos que no existe arquetipo más imbécil de ser humano. Bueno, sí… llegar a la Presidencia siendo republicano.

Además, dentro del texto puede encontrarse un pasaje que habla de empleados varones que “beben cantidades copiosas de alcohol, mientras se arrastran por varios cubículos de la oficina y a menudo se comportan de forma inapropiada con las empleadas”. 

Pero lo más grave y serio del asunto es que existe el caso de una empleada que se suicidó mientras mantenía un viaje laboral con su jefe. En la demanda, se documenta que esta mujer había sufrido un acoso descomunal antes de su muerte, incluyendo la difusión de fotos desnuda.

Por su parte, en un comunicado Activision Blizzard mencionó: “Nos tomamos en serio todas las acusaciones e investigamos todas las reclamaciones. En los casos relacionados con la mala conducta, se tomaron medidas para resolver el problema.

Continúa con “El DFEH incluye descripciones distorsionadas, y en muchos casos falsas, del pasado de Blizzard. Hemos sido extremadamente cooperativos con el DFEH a lo largo de su investigación, incluso proporcionándoles extensos datos y amplia documentación, pero se negaron a informarnos sobre los problemas que percibían“. Perdón, chicos, pero… ¿tienen gerentes? ¿Supervisores? ¿Desde cuándo descansa en el Estado la supervisión de las actividades de la Empresa? ¡Qué caso grave de comunismo selectivo, eh!

Para rematar, el inoperante que escribió dice: “El cuadro que pinta el DFEH no es el lugar de trabajo de Blizzard de hoy“… ¿Ya está, entonces? ¿Nos olvidamos de todo, incluso de la mujer muerta, porque hoy barrieron la basura debajo de la alfombra o sacaron un código de buenas prácticas?

Sin duda sorprende el tenor de las situaciones que figuran en la denuncia. Pero, por desgracia, sorprende cada vez menos. Es increíble la torpeza, por no decir extrema pelotudez, con la que Activision Blizzard maneja la situación. ¿O acaso les importa todo tres carajos? Porque si la idea era despejar dudas sobre su inoperancia de gestión y dar credibilidad absoluta a todo lo que dice la denuncia… ¡Buen trabajo, chicos!

Ahora, alejándonos un poco de este caso particular y mirando el cuadro completo, queremos creer en la luz al final del túnel. Pedimos disculpas por intentar ver el lado positivo, pero no lo podemos evitar. Y es que queremos pensar que no hay un aumento de estos casos, sino un aumento de denuncia y visualización. De ser así, cosa que deseamos, acelera un proceso de concientización y saneamiento social.

Porque Activision Blizzard no es un caso aislado. Recordemos la investigación de Kotaku en Riot Games, donde les resulta imposible pensar que una mujer puede ocupar un puesto de peso. Por supuesto, no están exentas las empresas más grandes y con mayor historia, tales como Tencent, Capcom, Quantic Dream y bueno… ni hablemos del escandaloso caso de Ubisoft

¿Y en Argentina?

Pese a que el sector no tiene en el país un volumen similar al de los casos antes citados, ha ocurrido y ocurre. Por un lado, hace menos de dos años una desarrolladora local salió corriendo a contratar a Jerónimo Barrera, quien había dejado Rockstar en medio de un escándalo por conductas espantosas. Y esto no es un chisme de pasillo, era una situación superconocida, documentada en una nota de Jason Schreier. Para quienes no sepan de quién se trata: probablemente sea el mejor y más prestigioso periodista del rubro.

Por supuesto, una empresa privada es libre de contratar a quien quiera. Pero lo más loco es que, las cabezas de esta contratación fueron —durante mucho tiempo— responsables máximas de una de las asociaciones de desarrolladores de videojuegos más importantes del país. Y, de nuevo, esto no fue hace diez años, pasó hace menos de dos. 

¿Es tanto el miedo que hay de sanear el sector, antes de que siga creciendo la infección y la bola de nieve se haga imparable? Para que se den una idea, en los “pasillos desarrollariles” se refieren a algunas de estas personas como “los Dark lords”. Sí, como si se tratara de gente que aparece en las pesadillas de Voldemort. ¡Nos encantaría saber los motivos!

De alguna manera, resulta esperanzador que hoy, en la vicepresidencia de ADVA, ejerza las funciones una mujer, Florencia Fole. Ojalá tenga el apoyo necesario para mejorar las cosas y exponer a esta “gente oscura” para que deje de infectar (al menos) las instituciones. También es una suerte que la representación se federalice y pluralice cada vez más. Hay otras asociaciones representando los intereses y las políticas de la industria nacional, tal como Women in Games. Pero, ¿bastará con esperar un lento recambio o habrá que empujarlo, para evitar que las viejas malas prácticas infecten a los más jóvenes? Quizás, los propios actores de la industria tendrían (¿tendríamos?) que impulsar el cambio y cortar con la mugre debajo de la alfombra. [i]


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