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[REVIEW] Rust

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Un viaje en culo por el mundo de Garry Newman

Me despierto en la playa. Me levanto y me doy cuenta de dos cosas. Soy mujer y no llevo ropa. Sólo tengo una piedra y una antorcha. No sé qué hacer y correteo golpeando cosas con la roca. Golpeo el piso, un árbol y un edificio abandonado. Vuela una flecha de la nada y caigo muerto. Vuelvo a despertarme en la playa. Otra vez mujer y sin ropa. Camino durante 2 minutos, piedrazo y buenas noches. Vuelvo a despertarme en la playa. Otra vez mujer y sin ropa. Una cosa está clara en Rust. Me voy del mundo igual que como llego: en culo.

Mi sobrino juega esto a diario. Mateo se pierde durante horas en este grotesco mundo de gente que corretea semidesnuda golpeando a quien ve sin preguntar sólo para sacarle lo que lleva encima. “Cualquier similitud con la vida real es mera coincidencia”, diría el legal de una película. “¡Tenés que jugar esto, tío!”, me dice. Odio los juegos que solo son multiplayer, pero PUBG (PlayerUnknown’s Battlegrounds) me demostró que podía estar equivocado. Acepto a regañadientes y le digo que uno de estos días me lo cruzo en las redes.

¿A quién carajo se le ocurre esto?

Mi llegada a Rust no es la más feliz. Entro en los servidores oficiales y el juego decide que yo tengo que ser mujer, pero no muy agraciada. Petisa, retacona, un poco chueca y pelada. Con un andar “agorilado” y con una ligustrina en la entrepierna que pide a gritos la depilación. Si, señores tocones, se puede desactivar la opción de censura. Pero de nada sirve preocuparme por eso, porque al levantar la vista me comí un flechazo. Alguien bajó corriendo a la playa donde acababa de “nacer” y me dió la bienvenida con su arco.

rust female

Rust es otro survival game. Una piedra más dentro de una gigantesca bolsa de canto rodado. Pero ¿qué convierte a la creación de Garry Newman en algo especial? Rust nace como un clon de DayZ, pero tiene muchos matices que lo acercan a Minecraft porque para sobrevivir hay que conseguir recursos y construir. Y lo peor de todo, lidiar con nuestros agitados vecinos. Vecinos que no entienden razones y solo quieren lo que uno tiene. Según el servidor las cosas van cambiando, pero en general todo nuestro progreso se pulveriza una vez por mes y todo lo que tenemos, todas nuestras horas invertidas, se desintegran.

Pese a la calurosa bienvenida, insisto. Vuelvo a aparecer en la playa, esta vez en otro punto. Camino por la playa y alguien me parte algo en la cabeza. Sin mediar palabra, volvieron a convertirme en paté sólo por deporte, porque estaba claro que no tenía nada. Vuelvo a intentarlo, esta vez trato de chatear con alguien pidiendo ayuda. En un inglés tan rústico como este fichín, pido asilo político en alguno de los clanes. Mientras corro encuentro un grupo de casas e iluso golpeo las puertas con la esperanza de que alguien me abra. Sin éxito corro al bosque e intento entender la mecánica de la construcción.

Bosque

Con la piedra golpeo árboles y otras piedras, recolectando materiales. Cada tanto aparece alguna planta que me salva de morir de hambre, y pronto descubro que las semillas pueden plantarse y que con otras plantas consigo tela para fabricar ropa. Miro el reloj, veo que es tarde y salgo con la esperanza de encontrar algo al día siguiente. 24 horas más tarde me conecto para descubrir, con horror, que mi personaje solo había durado 2 horas antes de encontrarse con su fatal destino. Otra vez vuelvo al punto de partida, otra vez me dejaron literalmente, “en bolas”. El pronóstico no es bueno, no duro, no logro hacer amistad y no llego jamás a entender la mecánica.

Ya que tenía que volver a empezar, decido hacerlo en un servidor de la comunidad que estuviera vacío. Entro en uno argentino donde no hay nadie y por fin aprendo algunas cosas. Recolecto madera, tela y piedra. Logro construir una casa de dos pisos con puerta y ventanas. Le pongo una fogata y una bolsa de dormir (por fin no tengo que volver a empezar si me matan). Construyo una trampa para peces, fabrico un arco y cazo un jabalí. Todo es fantástico. Voy a dormir y al conectarme al día siguiente, alguien había saqueado mi casa. Mi cuerpo está tirado y mi hermosa mansión de madera desapareció. Estaba muy claro que la puerta de madera y la cerradura de llave no eran invulnerables. Y más claro aún estaba que necesitaba compañeros para avanzar en este juego sin sentido. Pido ayuda por WhatsApp y consigo dos experimentados secuaces.

Casita

Nico se conecta antes que yo. Se mete en un servidor uruguayo y cuando me conecto ya tenemos una maravillosa casa de madera de tres pisos. Me enseña varios trucos y me autoriza a construir en la casa explicándome cómo pasar de paredes de madera a piedra. Para cuando llega Manzana, estamos muy bien. Nico me pasa una armadura, fabrico un arco y salimos los tres a buscar cosas.

Es difícil seguirles el paso y más difícil todavía saber dónde están si se adelantan. Rust es TAN rústico que no hay ningún indicador que diga dónde están tus compañeros. Conceptualmente no está mal, porque en la vida real no hay indicadores que te ayuden a encontrar a tus amigos. Pero esto es un fichín y se agradece un poco más de ayuda. Recorremos el bosque y llegamos a una zona de descargas abandonada.

binoculares

Más tarde nos encontramos con una casa alta, rodeada de ventanas. Me recuerda a una casa que veo en Pinamar que siempre me llamó la atención por estar suspendida sobre un pilar. En su interior, un uruguayo corretea nervioso mientras pide tranquilidad. Nico y Manzana saben que es un desesperado intento por ganar tiempo y disparan una lluvia de flechas. El uruguayo se calienta y le mete un flechazo a Nico y lo pasa a mejor vida. Manzana sigue disparando y me sumo. Nunca había disparado a otro jugador y menos con un arco. Disparo cinco flechas y la última le pega de lleno y lo baja. Mientras pensamos cómo entrar en la casa, sus amigos aparecen y logro llevarme uno más. Con su cadáver todavía tibio, revuelvo para ver qué puedo llevarme y como era de esperar, el tercero me mató. Nunca supe qué fue de Manzana.

Vuelvo a aparecer en nuestra casa y cuando intento salir, tengo a uno de los uruguayos esperando a que yo abra la puerta. Me clava una lanza, y mientras agonizo en el piso me habla. Nico y Manzana gritan desesperados y les pido silencio para entender qué quiere este muchacho. Me revive y cuando mis compañeros llegan a socorrerme, los aniquila. Corre hasta el armario, se lleva todo y me dice: “Eh vó, me llevo tus cosas, si me ayudás con algo te las devuelvo, ¿entendiste?”. Yo tenía deshabilitada la voz y no sabía si había algún comando corto para contestarle. Me limité a seguirlo mientras por Discord le contaba a mis compinches lo que este muchacho me había pedido. Ellos morían de risa diciendo que era un secuestro express, y la verdad, algo de razón tenían.

flechazo

Al llegar a la casa en forma de hongo, el uruguayo se da vuelta y me dice: “vení vó, subí” y cuando llegamos arriba veo por qué me necesitaban. “Boosteame vó” me pide con apuro, porque uno de sus compañeros es presa de un bug y quedó flotando en la punta del techo. “Agachate ahí vó”, me grita. Yo hago lo que me pide y hacen una escalera humana usándome como primer escalón para salvar a su amigo. Una vez que lo consigue, me da las gracias y me ensarta con su lanza.

Uruguayo roñoso y artero, hijo de un vagón de putas tomadoras de mate y portadoras de termo de carne bajo el brazo. Y lo peor de todo, le creí. ¿Por qué soy tan ingenuo, si sé que en este juego sin sentido nadie colabora? Si no me matan, muero de hambre o frío. Si no hago una casa, me agarran durmiendo y me matan. Si hago una casa de madera la rompen toda y me matan. Si hago una casa de piedra y no le dejo material para que se sostenga, se debilita, la rompen y me matan. Y si logro hacer todo eso bien y no me matan, todos los jueves viene el wipe del servidor. Todos los jueves pierdo todas esas horas de juego que invertí y vuelvo a quedar “en bolas”. ¿Para qué engañar, recolectar, construir o matar si nada de eso me va a servir de acá a cuatro semanas? Bienvenidos a Rust, el maravilloso mundo sin sentido de Garry Newman.

Rust acaba de salir de “Early Access”, después de casi 5 años de desarrollo. A pesar de ya contar con la versión final, sigue sin un rumbo claro, sin instrucciones, sin una finalidad y sin un sentido. Todo es efímero, todo es traicionero y los amigos verdaderos se cuentan con los dedos de una mano, si es que no te la cortan. Rust es como la vida misma. Gracias Garry, pero para sufrir no necesito prender la PC. [i]


DESARROLLADO Y DISTRIBUIDO POR: Facepunch Studios
GÉNERO: Survival online
DISPONIBLE EN: Windows, Mac, Linux

CALIFICACIÓN

68%

QUÉ ONDA: Un survival visceral, a puro culo, piedra y crafteo que siempre termina igual: con un flechazo en la frente.

LO BUENO: Gráficos mejorados en esta versión final. Muy extendido en sudamérica, con servidores locales.

LO MALO: Nada dura más allá de un mes… si es que no lo perdimos antes. Imposible de fichinear sin amigos que nos banquen la parada.

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