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Nubarrón: The Adventure of an Unlucky Gnome [REVIEW]

Un Nubarrón de buenas vibras

Todos tenemos recuerdos de haber tenido un mal día. El agua de la ducha salió helada, no llegaste a desayunar, el bondi arrancó antes y tuviste que esperar al próximo, te clavaste en una avenida hasta la manija y perdiste el presentismo; encima alguien de la oficina dijo que estaban achicando personal y del cagazo te tuviste que quedar después de hora.

Volviste a tu casa con un cansancio importante, con la esperanza de sentarte a fichinear pero el fusible de la zapatilla dijo basta. BASTA para mí y basta para todos. Mirás para arriba y tenes un Nubarrón, sobre la cabeza, enojadísimo.

Por ahí viene la mano en Nubarrón, el juego de puzzles plataformeros de la muchachada de NastyCloud, un estudio argentino independiente formado hace años con la intención de darle vida al título que va a estar llegando a nuestras bibliotecas el 30 de enero. Tuvimos la suerte de probarlo antes de la salida y nos vamos a animar a resaltar lo que nos pareció interesante de este producto nacional.

En el fichín encarnamos al carismático Gnome justo en el momento que se despierta de una siesta involuntaria, víctima de algún amigo de lo ajeno, para darse cuenta que no tiene su Sombrero de la Suerte. Situación que lo empujará por multitud de niveles para ver si puede rescatar su preciado tesssoro.

Hasta acá todo muy bonito, salvo por la aparición repentina de una nube sobre su cabeza que lo acompañará y hará las delicias mecánicas de este juego. Claramente no es una nube cualquiera, es mágica.

Por un lado, la nube sirve de excusa de diseño para resolver puzzles y mantener al jugador siempre en movimiento, pero en una segunda lectura nos habilita a identificarnos con el gnomo perseverante.

Es decir, la nube representa aquello que viene a ocupar el lugar de la suerte perdida. Es una especie de motivador incómodo que nos obliga a estar pendientes de una variable extra dispuesta a facilitar o complicar la tarea.

Por momentos, la nube está enojada y nos ataca complicándonos el gameplay. Por otros está tranquila y nos ayuda a abrirnos paso por una serie de puzzles muy bien armados. Digamos, como la vida misma. Creo que ahí reside la belleza de la obra, la posibilidad de entender un elemento externo, a priori negativo, como una ventaja para continuar avanzando.

Si hay algo para resaltar de la obra de NastyCloud, es el arte. Se nota cómo se cuidó al detalle la estética de todo. Es realmente bello de ver. Sin líneas de borde que delimiten los elementos y una paleta de colores muy armoniosa, el juego nos mete de cabeza en un cuento de hadas. Por momentos nos recordaba a la sensación que nos generó jugar el “Ori and the blind forest” o el “Seasons after fall“.

Otra dimensión que exalta la experiencia es la banda sonora, con un gran trabajo de parte de Rodrigo Caro Langwagen que ayuda introyectarnos ese toque misterioso y fluido digno de las historias del bosque. Una experiencia instrumental que es recontra disfrutable

También brilla en el diseño de niveles. Encontramos en Nubarrón una curva de dificultad bastante balanceada. No hay tutoriales de texto (lo cual mi mente millenial agradece efusivamente) y todo se aprende jugando. En un momento están aprendiendo a saltar entre hongos y rocas; al momento siguiente están aprendiendo a usar de determinada forma la nube y en el momento siguiente pueden poner a prueba todo aquello que aprendieron antes en un puzzle desafiante.

En este sentido, hay muy buenas vibras, ya que el juego no tiene un contador de vidas que te hagan volver a un checkpoint lejano, pero compensa con una dificultad ajustada en los puzzles para cada momento del juego. Los desarrolladores salpicaron la aventura con pequeños momentos de conversación con místicos personajes que le agregan un poco de humor que se agradece en el género.

Un punto mejorable son las animaciones y los efectos de sonido. En el primer caso, notamos cierta dificultad en las transiciones. Nada molesto, pero si mejorable. En el segundo caso (y entendiendo que la nube es una mecánica protagonista), notamos la excesiva repetición del trueno que, al cabo de jugarlo durante un par de horas, comienza a incomodar. Nada que empañe la experiencia, pero detalles que se agradecería que pulan para hacerlo más disfrutable todavía.

En Nubarrón se nota el trabajo a conciencia, las horas que tiene encima y el amor que le pusieron para llegar al resultado. Sobre todo esto, tiene un precio que invita a hacerle un espacio en nuestra biblioteca de Steam (ahora a $90 pesitos, regularmente a $100). Los invitamos a que se den una vueltita por el mundo de Gnome. Si les gustan los juegos de plataforma van a disfrutar de un TITULAZO. [i]


DESARROLLADO POR: NastyCloud
DISTRIBUIDO POR: Hidden People Club (Steam)
GÉNERO: Plataformas / Puzzles
DISPONIBLE EN: Windows

Este análisis fue realizado a través de un código de Steam provisto por sus desarrolladores. Nubarrón ya se encuentra disponible en Steam.

  • CALIFICACIÓN85%
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