El género “retro shooter a lo Quake” está más sano que nunca. Así, Dread Templar se suma a la extensa biblioteca de lanzamientos indies que satisfacen la voracidad de los fanáticos. Probamos el acceso anticipado de este título desarrollado por T19 Games y nos quedamos manija por la versión completa.
Dread Templar tiene todos los condimentos que los fans del género queremos. Un ritmo vertiginoso, una recortada de doble caño, estética retro y una dificultad bien “japuta”. Ni me pregunten por la historia, porque el juego ni se esfuerza para decirnos quiénes somos o por qué estamos ahí.
¿Importa? No, aquí lo importante es que tenemos dos katanas. Aunque por sí solas no hacen mucho daño, las podemos unir en una especie de lanza que traspasa enemigos. Esta forma si es poderosa, al punto de tener cooldown entre tiro y tiro.
Por ello, nos vemos obligados a usar el resto del arsenal. No es nada es del otro mundo, se apega al manual clásico, pero funciona y muy bien. ¡A tal punto que hasta tenemos el equivalente de la BFG de DOOM!
Por otro lado, los enemigos abundan y comparten una estética en común, que está al tono con la ambientación de los niveles. Todo muy demoniaco, por momentos industrial, que recuerda a pasajes del primer Quake.
Más allá de este buen diseño de enemigos, lo más destacable es la variedad jugable que proponen. Van desde brawlers cuerpo a cuerpo, gordos gigantes que tiran bombas o incluso enjambres de arañas que nos doblegan por cantidad.
Por supuesto, también hay minibosses e incluso sacerdotes que invocan más enemigos en pantalla (Archvile… ¿Eres tú?). Lo interesante es que no todos se enfrentan de la misma manera. Entonces, cuando en el mismo espacio se combinan varios enemigos, es necesario cambiar todo el tiempo entre armas. Esto último lo conecta espiritualmente con el ritmo furioso de DOOM Eternal.
Por otra parte, la jugabilidad se hace aún más frenética usando las habilidades complementarias. La primera es un deslizamiento (dash) que permite movernos rápidamente en todas las direcciones. No solo es útil para esquivar ataques, sino también para acortar distancias entre enemigos de manera más rápida y segura. Así, ganamos tiempo para invocar sobre ellos una tormenta de munición.
Aprovechando que tocamos el tema “tiempo”, contamos con un bullet time que se recarga al dañar enemigos. Es muy útil para cambiar entre armas y generar más daño sin recargar. Incluso para darnos unos instantes y pensar nuestro próximo movimiento.
Por si fuera poco, contamos con un árbol de habilidades que desbloqueamos progresando en el juego. Con esto, está claro que Dread Templar quiere decirnos “ojo que puedo ser jugado de múltiples maneras, ¿eh?”.
Así, cada arma y aspecto tiene una runa especial que encontramos en los distintos mapas. Para activarlas, es necesario ir a los altares repartidos de tanto en tanto. Pero claro, esto no es gratis. Tiene un costo en cristales de sangre que también debemos recolectar.
Por lo tanto, dicho árbol de habilidades no sólo se completa avanzando de forma lineal en cada mapa, sino que hay que apostar a la exploración. Por ejemplo, podemos encontrarnos con paredes que se pueden fracturar y dan acceso a una sala extra. Éstas suelen estar repleta de enemigos la recompensa final son runas y cristales de sangre. Por supuesto, está “ligeramente” inspirado en los encuentros secretos de DOOM Eternal.
De esta forma, a medida que progresamos nuestro personaje, podemos optar por una build enfocada en armas, habilidades o equilibrada. Esto queda a nuestro gusto y piacere, pero como reza el dicho, “el que mucho abarca poco aprieta”.
Para terminar, la música compuesta por John S. Weekley merece un párrafo aparte. Lo único que tiene que envidiarle a eminencias como Andrew Hulshult (Dusk – Doom Eternal) o Mick Gordon (Doom 2016 – Eternal) son los recursos de producción. La banda sonora es frenética y sinérgica con el vértigo del juego. Ya solo abrir Dread Templar y escuchar las guitarras graves y distorsionadas da ganas de sumergirse en la carnicería.
Si bien aún está en acceso anticipado, este título nos garantiza al menos cuatro horas de juego. Pueden ser más si pensamos rejugarlo aumentando la dificultad algo que, por otra parte, se siente como un propósito de los diseñadores. No importa si ya lo tenían en el radar o se están enterando recién ahora, sin duda recomiendo Dread Templar. Un FPS frenético y entretenido, que a los fans de Quake y Doom Eternal les resultará exquisito. [i]