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Irrompibles vs. Deer Hunter 2004

IRROMPIBLES VS.
DEER HUNTER 2004

DE CAZAR NAZIS A BUSCAR PILAS DE CACA
Por Sebastián “Moki” Di Nardo

Hacía tiempo que vagábamos por la vida real sin encontrar un motivo para volver a las balas virtuales. Quizás tenía razón Monon cuando dijo que estábamos viejos para esto, que éramos como jubilados o como viejos héroes que nunca mueren pero desaparecen y se retiran para pasar al olvido. Muchas cosas habían pasado en nuestras vidas y afortunadamente el país empezaba a acomodarse. Por desgracia cuando esas cosas pasan nosotros los publicitarios volvemos a trabajar como coreanos y una vez más desaparecen nuestros bellos traseros de la autopista virtual.
El único que seguía porfiando como un oxidado y temerario gurka era Inodorelli.
Noche por medio insistía en demostrar que era el único Irrompible que continuaba con el antiguo linaje de la Orden del Picor.
¡Por Dios! pero que líneas tan nostálgicas, tan grises y tristes al mismo tiempo. ¿Acaso estaré perdiendo la alegría para escribir mis tonteras también?
No. No. ¡Eso nunca! Teníamos que volver a la normalidad y como si leyera mis pensamientos, mi viejo amigo volvió a llamarme como antaño…
Rolo: – ¡Hola pekeñín! Tengo que pasarte unas cosillas que tienen El Picor…
Moki: – ¡Ohhh siii!
Desde atrás se escuchaba el alarido de Inodorelli: – ¡¡¡Un bizarror de proporciones bíblicas!!!
Dios mío, no podía creerlo… me estaban haciendo bajar una demo de 200 megas que era nada más y nada menos que del Deer Hunter 2004. Y peor aún, ¡querían jugarla!
Les dije: – Un momento… los Irrompibles no jugamos demos.
A lo que respondieron: – Bueno… ¡pues consíguenos la full!
No se en que estaba pensado, y creo que nunca lo sabré, la cosa es que 3 días después todos teníamos la versión full y los astros se habían alineado. Allí sobre el pasto quemado por la nieve y entre los pinos de algún estado de USA había 5 monigotes con su disfraz de cazador aficionado: Pierru, Rolo, Inodorelli, Shadbox y yo.
Todos teníamos Game Voice, aquel curioso aparatillo que discontinuara Microsoft, que permite mantener contacto con varias personas al mismo tiempo. Por supuesto quien quedó fuera de la conversación fue Pierru, por 3 razones:
1) Por culo gordo.
2) Por avaro.
3) Por perder al tenis con Inodorelli.
Aquella noche se dividió en 3 etapas: a) Curva de aprendizaje de morisquetismo, b) Curva de aprendizaje de limites y… c) Curva de aprendizaje de la curva de aprendizaje.
Pero como cada etapa merece su pertinente explicación vayamos por partes.

Curva de aprendizaje de morisquetismo (señorita, Rolo se K-go)
Siguiendo el manual de instrucciones incorporado en uno mismo, el instinto, ni bien arrancamos hicimos las 2 maniobras básicas. Corretear en círculos y toquetear todas las teclas en busca de alguna tontería. Hecho esto comprobamos que el nivel de bizarror del juego era de los más altos.
La primer curiosidad que descubrimos es un gracioso aparatillo en forma de corneta torcida hacia arriba. Los cazadores entendidos lo utilizan para imitar el sonido de los ciervos, pero nosotros lo rebautizamos como “la Corneta de los Eructos”. Creo que durante los primeros 10 minutos de juego brotaron involuntariamente las lágrimas de nuestros ojos, no podíamos parar de reír.
Se escuchaba la carcajada seca y ahogada de Rolo a través del Game Voice mientras yo invertía mi última Carilina secándome los ojos para ver el patético cuadro que generaba esta catarata de risas.
El sonido emitido por esa porquería era el mismo que el de un niño de 10 años eructando después de tomar su vaso de Coca.
Mientras Rolo observaba desde lo alto de su torre plegable con los binoculares en busca de alguna presa, Inodorelli y yo habíamos hecho la “ronda del eructo” corriendo en círculos a su alrededor tocando la graciosa cornetilla. No podíamos parar de reír, y no tardo en agregarse Shadbox, que utilizando la tecla G gesticulaba señalando a los culpables. El maldito cachafaz gritaba por el Game Voice: – ¡Ellos fueron, Rolo! – en su desesperado intento de mojar con su saliva las medias de mi compañero de andanzas (un chupamedias barato para quienes no entendieron).
Recuperados de tan graciosa situación decidimos salir en busca de los preciados venados. Para atravesar las inmensas extensiones de árboles y nieve sin hacer demasiado escándalo elegimos montar caballos. Cada uno montó el suyo y Rolo gritó: – Muchachos, ¡en silencio y a no espantar a nuestras presas! -. Ni bien terminó de decir esto aparece de la nada un cuatriciclo y haciendo todo el ruido capaz de hacerse en este fichín, buscó a Inodorelli tratando de atropellarle. Era el peterete de Pierru, que acababa de conseguir su pasaporte para esta aventura Irrompible y lo único que quería era destruir Inodorellis.
Como éste es un fichín de cacería, por supuesto no está preparado para que los cazadores mueran y mucho menos para que sean atropellados por otro cazador enfurecido por un partido de tenis. Como resultado veíamos a Pierru montado en su bólido de 4 ruedas rebotando contra el cuerpecillo del Inodorelli que ,sin inmutarse, lo miraba como diciendo: “¿pero que hace este imbécil?”. Perdimos 5 minutos para hacerle entender a Pierru que esto no servía para matarnos entre nosotros, y nos quedaron los dedos acalambrados de tanto tipearle, porque obviamente no tenía GameVoice.
Todos ustedes a esta altura se preguntarán por que Pierru, el astro del hardware, no tiene un Game Voice. La respuesta es muy sencilla para un mercader fenicio como él… lo VENDIÓ.

Curva de aprendizaje de límites (no cruzar raya… del orth-O)
Como eramos muchos para salir de cacería, decidimos separarnos en 2 grupos.
Rolo y yo fuimos por un lado y Pierru, Inodorelli y Shadbox por el otro.
Salimos en direcciones opuestas, pero no pude evitar mirar hacia atrás (una costumbre de todo jugador de FPS) para encontrarme con un patético espectáculo.
Inodorelli y Pierru manoseaban al inmóvil cuerpecillo de Shadbox que había dicho: “arranquen que voy a comer y los busco”. Mientras el primero intentaba meterle el índice en el trasero (agachándose y señalándole el ano) el segundo quería triturar sus partes nobles con el paragolpes del cuatriciclo.
Dejando atrás este espectáculo Dantesco Jr. (es como un espectáculo dantesco pero entre chiquilines) Rolo y yo intentábamos entender la metodología del juego y cazar presas. Pero era inútil decir esto porque un Irrompible no puede rehusar su propia naturaleza.
Oye pekeñín -le dije por el GV- tengo algo muy gracioso… tengo mi casita portátil de árboles.
¡Oxx! ¡Déjame ver eso! contestó Rolo.
Rápidamente puse un curioso refugio para el cazador en forma de carpa pero con una extraña textura de Madera.
¡Ohhh! ¡Es la casita del tío Tom! –gritaba Rolo.
¡¡¡Siiiii!!! ¡¡¡Y dejaré mis gases en ellaaa!!! – y empecé a tocar la cornetilla que tocáramos tanto en la ronda del eructo.
¡Jijiji! Eso no es nada, con esta te mato. Tengo… ¡¡¡la FONOLA DE ERUCTOS!!! – me retrucó el muy pecarí.
Oxxx… ¡déjame ver!
Dio un paso al frente y colocó un curioso aparatillo en el suelo y empezaron a sonar los eructos. Buuuuurp burp burp burp!!!!! Buuuuurp burp burp burp!!!!!
No podíamos creer lo que escuchábamos y no pudimos evitar revolcarnos de risa en nuestros asientos. Había un artefacto que llamaba a los ciervos y era como la cornetita de los eructos pero con forma de fonola y automática.
Recuperados de esta bizarreada montamos nuestros caballos, oteando el horizonte en busca de una presa, mientras escuchábamos a Inodorelli desvariar al micrófono de su GV.
“Oh siiiii, me comeré a Bambiiii esta nocheeeee” recitaba una y otra vez, a lo que Pierru no pudo evitar responder: “si claro, si comes mis pelotazos en el tenis comes cualquier cosa”.
Rolo y yo elaboramos muchas teorías estúpidas en torno a las escasas apariciones de los ciervos, y de hecho creemos en lo más profundo que no responden a ningún patrón, pero aún así intentamos todo. Si alguien se había tomado el trabajo de hacer un juego así y llamarlo simulador, se suponía que esos estúpidos mamíferos virtuales deberían tener algún tipo de comportamiento.
Cabalgamos durante un rato largo, hasta que Rolo sugirió que podíamos estar haciendo mucho ruido y espantando a nuestras presas. Mientras discutíamos los pasos a seguir escuchamos los gritos de Inodorelli en el GV: – ¡Oxxxx… tengo un cornudo en la mira!
Instantes después una musiquita y un mensaje en nuestras pantallas nos avisaban que Inodorelli había cazado la primer presa, un ciervo adulto de 140 libras.
Todo esto fue acompañado del clásico cántico refregador Opus 34 de Inodorelli: “Ohhh siii he cazado a mi bambiiii cornudoooo, ¡soy el mejor!”.
No podíamos creerlo, este maldito inexperto nos había ganado de mano.
Mientras nos hacíamos los cazadores expertos, este maldito fragueador, este maldito Rambo virtual de pacotilla, este Gurka sudaca, este payaso e impostor de Inodorelli se había cargado su primera presa y lo disfrutaba refregándonos su pericia en la cara. O mejor dicho en nuestros oídos.
Instantes después un sonido diferente y otra leyenda en las pantallas decían que Pierru había sido multado por exceder la categoría. Éste escribía enfurecido preguntando que coño significaba eso.
Claras y directas sonaron las palabras de Inodorelli en el GV: – Es claro, gordo culón, que cuando matás ciervos tenés que levantarlos del piso y no cazar más de uno de cada categoría, ¡esto no es el Unreal petela!.
No podíamos creer lo que oíamos, Inodorelli un fragueador nato había hecho su tarea y sabía más que nosotros. Peor aún, le daba consejos a Pierre y era el único con una presa en su haber. Nos dimos cuenta con ourror de que apestábamos.

Curva de aprendizaje de la curva de aprendizaje
Repasemos un poco. Shadbox estaba cenando y su muñequito había sido ultrajado, el gordo ruidoso de Pierru había sido multado por excederse disparándole a cualquier cosa, Rolo y yo no habíamos hecho más que dar vueltas y ver ardillas y “soretes” (como cariñosamente llamábamos a los pescados que pasan flotando por el río con escasa movilidad). Sólo Inodorelli había capturado una presa, así que debíamos movernos rápido para no ser el hazmerreír.
¡Vamos Mikosabi! -me dice Rolo.
Un momento p-ne, si estás tratando de imitar al Llanero solitario es Quimosabi creo.– le respondí.
Bueno pero eres un miko así que eres Mikosabi – me retrucó.
Abandonamos nuestras monturas intentando ser más silenciosos y a partir de ese momento una serie de eventos sobrenaturales comenzaron a suceder.
Mientras avanzábamos silenciosos sale detrás de una loma y al galope Shadbox gritando: ¡¡¡Ya volví!!!…. y ¡plop!, desapareció en el aire.
Pensamos que era un fantasma o que su alma había sido capturada por algún espíritu del bosque. Más tarde nos contó el muy pete que había bajado un shareware y el tiempo había expirado dejándolo fuera del alegror.
Seguimos adelante y nos topamos con una cascada, no pude evitar la pirueta tonta de la jornada y le pedí a Rolo que me fotografiara arrojándome por ella.
Sin perder un instante Rolo se plantó con su Hyper-snap y me gritó que saltara. El imbécil de mi personaje no tenía el más mínimo interés por probar la gravedad del juego, y se rehusó a arrojarse, alegando que el riacho era muy profundo.
¡¡Patrañas!!- grité enfurecido- Rolo ¿podés creer que este imbécil no quiere tirarse?. Mientras Rolo reía diciendo que mi muñequillo era tan afeminado como yo, lo engañé y lo hice arrojarse por un costado por la peligrosa y afilada catarata. 20 metros y ni un rasguño. Rolo reía a carcajadas. Tanto que pensé que se ahogaría. Según él cayó como guano y quedó clavado en el agua.
¿Y que tiene eso de gracioso? – pregunté.
Jijiji, ¡¡¡que eres guano!!! – gritaba.
Casi tuvimos que reiniciar la partida para quitar a mi asombroso “hombre de la Atlántida” que quedara encerrado en el río alegando aguas profundas. Ahí aprendimos una valiosa lección: no tentar a la gravedad 0 del Deer Hunter 2004.
Recuperados de la payasada y del fracaso de la teoría número 1 (caminar y disparar a lo que se mueva) empezamos a aplicar la teoría número 2: el efecto Odorono.
Caminábamos enloquecidos arrojándonos el perfume del amor de los ciervos y llamándolos con la cornetita pidiendo sexo.
Nada. Fue así como intentamos la teoría número 3: buscar las pilas de kk.


¿Señor Bambi, esto es suyo?
La tercera y última teoría fue la más efectiva. Cada vez que encontrábamos excrementos de ciervo (pilas con bolitas de caca) significaba que estábamos cerca o en la guarida de los inofensivos cornudos. Fue así como Rolo y su ojo biónico descubrieron a 100 metros 2 pekenios cervatillos. Después supe que no era buena visión lo suyo, sinó una mira telescópica más avanzada que la mía.
Fue así como nos transformamos en los “Cazadores de la Pila de kk Perdida” moviéndonos con poco éxito de una deposición a otra.
Oye Rolo… estos bichos necesitan pañales, ¡que manera de cagar! -comenté.
Es por eso que Inodorelli tiene éxito encontrándolos, es como un perro viejo que reconoce a la gente olfateándole el ano.
Mientras reíamos nos topamos con Pierru que parado al borde de un acantilado buscaba desesperado alguna presa.
Pierru, ¡ahí tenés uno! – gritó Rolo.
¿Dónde? – tipeó Pierru.
Enfrente, a 120 metros.
Y mientras decía eso vi a Rolo ejecutar otra de sus hábiles jugarretas.
Se acercó por detrás y lo empujó con el cuerpo mientras Pierru estaba ocupado observando por la mira para hacerse con la presa.
Como ya sabemos, este juego tiene gravedad 0 y el fenicio del hard se encontró en fracción de segundos 15 metros más abajo y jugando con los patos al borde del río.
Rolo había “teletransportado” a Pierru para robarle el cervatillo, pero mi gatillo había sido más rápido mientras lo empujaba. Ladrón que roba a ladrón dice el dicho, y yo me había llevado el pekenio Bambi.
Por haber bloqueado la maniobra de Rolo soporte constantes saboteos durante el resto de la jornada; si hay algo claro es que mi compañero no sabe perder.

Traición al atardecer…
Casi al terminar el día de cacería, Rolo se cobró mi jugarreta.
Allá veo uno del tamaño de una heladera, al sureste. – me susurraba.
No lo veo muy bien, ¿estás seguro que es grande? Con esta mira no veo mucho.
Dale tranquilo, yo lo veo de acá y tiene cuernos. – me contestó.
¿Estás seguro? Ya tengo un cervatillo y si mato otro me multan por pasarme.
Bueno… si no le tirás vos le doy yo – me instigaba
Rolo sabía muy bien que no resistiría esa tentación. Disparé.
¡¡¡BLAM!!!
Morí de horror cuando vi el cartel que me descalificaba por excederme en la categoría.
Resucité y volví a morir de rabia, al escuchar a Rolo diciéndome:
Caísteee “cabezaehuevo” ahora no sumarás puntoooos, ¡¡¡lalala lalala!!!
Pero finalmente, enterré mi cadáver para ahogar los gritos de furia al terminar la jornada y escuchar a Inodorelli: – Ohh siiiii, ¡yo soy quien la tiene más grandeeeeee!. He ganado, miren el tamaño de mi cornudo, no son más que un par de pelines hijos de un castor con colitis. Soy el más grande. – Clik (se desconectó).
Sólo me quedaba como consuelo la pobre performance de Pierru, quien había pasado todo el día matando liebres y patos.
Miko – me escribió- no entiendo que pasó; maté como 8000 ciervos y me descalificaron.
Ay Dios, ¿los agarrabas después de matarlos? – le pregunté.
Ah, jua jua jua, ¿había que agarrarlos? ¡con razón! bueno, no importa, me voy a dormir temprano, mañana tengo mucho dinero por hacer en el foro de Irrompibles.
Dios mío, el único fracaso de la noche había sido yo. Inodorelli me había ganado, Rolo me había engañado descalificándome y dejándome sin puntos, y Pierru había matado vaya a saber cuantos ciervos, mientras que yo solo había visto a 2.
No había caso; al día siguiente como aquel que dejaba de fumar yo dejé de cazar, para dedicarme de lleno a entrenar para la próxima aventura. Ya verían esos hijos de un culo deforme, la próxima nos encontraríamos en el oeste y mi Winchester sería el más rápido. O tal vez, cambie mi rifle por una poca (así le decía Laura Ingalls a un poco) de gasolina.
Breve espacio anecdotario a cargo de Rolo, intitulado :
Leyendas de un cazador que es leyenda por contar mentirillas.

El hombre que patinaba (y no con excremento de ciervo)
Sí amigos. Hay tres razas fabuladoras por default que vagan por la faz de este planeta.
Y ustedes, jóvenes mikos, deben aprender a identificarlas si quieren sobrevivir en un despiadado mundo como el virtual. Dichos mercachifles de la prosa mentirosa son: los cazadores/pescadores, los pilotos de avioneta y los plomeros claro…
Con el miko Inodorelli, decidimos tomarnos las cosas en serio, ya que seríamos por unas horas miembros de esa elite de farabutes enemistados con el honor.
Por eso, antes de dar un paso por el mundo virtual del Deer Hunter 2004, pusimos frente a nuestros monitores varias latillas de cerveza. ¿O acaso no vieron esas películas donde cazadores yankees salen a buscar sus presas totalmente borrachos hasta que se les escapa una balazo y matan a un compañero, y luego resulta que aparece un ex comando americano que luchó en el Mecong Delta y que se esconde de la civilización en el mismo bosque y al que culpan de todo, incluyendo la borrachera?
Bueno, no íbamos a ser menos estúpidos que esos estúpidos americanos y una cuantas balas se escaparon con, ejem… rumbo a nuestros amiguillos. Pero no, NADIE muere en el Deer Hunter, así que olviden esa ideas locas que se instalaron en sus cabecillas podridas si llegaron a leer hasta aquí. Eso para empezar.
Cabe destacar que se acusó INJUSTAMENTE por primera vez en la historia del fichín al traicionero lag de las patinadas verbales de mi colega Inodorelli, que no acostumbra más que a tomar té Taragüí Lapsang Souchong, de ahí su lamentable estado etílico.
El hada afeminada (y fenicia) del bosque…
Pierru eligió un skin de mujer, para disimular su lamentable estado atlético (la panza de milanesa napolitana que sirven en un hermoso club barrial de Palermo Viejo conocido como Eros), por eso debí empujarlo al vacio (al abismo, no al vacío con papas que también sirven en el mismo club).
Lo lancé, un poco para manosearlo, y otro poco para que el río le pegara la remera al pecho abundante incluido con el skin.
No pasó nada de eso, pero me zambullí junto a él con el fin de recrear una escena de la Laguna Azul (todos, salvo Fonsi y Yen_ que ya tienen suficientes años a esta hora, acaban de perderse el chiste. Pero miren el lado bueno, podrían haber sido Fonsi o Yen_ y haberlo entendido ¿preferían eso? jijiji).
Ya en los pedregullos de la costa y haciendo equilibrio, jugamos a Karate Kid esquivando los ballestazos mutuos que nos propinamos y atajando algunos con el cuerpo emulando a Sho Kosugi en Reza por tu muerte, Ninja (sí, sí, de nuevo… Yen_ & Fonsi).
¡Ah!, los cazadores no se ahogan. Una lástima. Hubiéramos atrapado peces grandes utilizando los cachetes del ano de Pierru como carnada.
Loción de Amour Nº 5
Resulta que Moki optó por llevar un rociador con esencia de ciervo en celo y se rociaba con ella para atraerlos, el muy gay.
Yo por mi lado, llevaba otro rociador para disimular el olor a mono de Shadbox, y mi perfume top Dolce & Gabbana.
Notando que Moki era adicto a echarse encima esa porquería sexual (tal vez, porque así sentiría por primera vez en sus treinta y tantos años olor a macho en su cuerpo) yo llevé un spray igual, pero… cada vez que me daba la espalda le lanzaba una violenta rociada a su cazador, para que terminara apestando como animalillo caliente (el mismo olor que los niños en el foro cuando ven las fotos de las meseras del Fonso´s Bar).
Mi plan era simple: si la loción de Amour funcionaba, no tendría que ocultarme de los cornudillos para cazarlos, simplemente se lanzarían encima de Moki para violarlo, y ahí yo sólo debería darles culatazos de rifle para atraparlos.
La oportunidad se presentó cuando detecté a 200 metros, detrás nuestro, la presencia de dos machos (hablo de ciervos, Pierru e Inodorelli están lejos de ser machos) acercándose con tímido paso, olfateando evidentemente a mi carnada sensual…
Grité: – ¡Miko, lanzate al piso, veo ciervos en frente de nosotros!
Dicho y hecho, Moki se zambulló en los pastos mirando en dirección contraria a nuestra presa. Yo corrí agazapado y me oculté en un árbol cercano.
Los ciervos se acercaban y Moki les ofrecía (sin saberlo, claro, jiji) su trasero levantado para que los animalillos se hicieran un festín.
Pero cuando estaban a escasos 50 metros, los malditos salieron disparados hacia el oeste. Alcancé a escuchar a uno decir, mientras corría como dólar que ve a Pierru…
¡Corré man!, hay olor a culo por acá… ¡Moki debe andar cerca!
Me quejé por internet y pedí un reembolso a la compañía de lociones para ciervos en celo. Me enviaron un viejo desodorante Axe y me dijeron que la próxima vez que salga a cazar, le meta la tapa del mismo a Moki en la cola ANTES de usar la loción de Amour.
No es mala idea… después de todo no corremos riesgo de que el miko quede embarazado si funciona ¿no? He dicho.

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