Jugando a crear en el título que redefine a la Wii U
A veces, la mejor forma de que alguien aprecie nuestro trabajo es sentarlos en nuestra silla y prestarles un rato nuestras herramientas, a ver cómo se las arreglan. Super Mario Maker nos permite revalorar la magia detrás del diseño minimalista pero efectivo de todos los juegos de la saga. ¿Cómo se construye la diversión?
Los videojuegos se caracterizan, a diferencia de otras formas de entretenimiento, por ser interactivos a más de un nivel. Sin ir más lejos, desde los años ’80 que los fichines intentan incluir herramientas de creación para que sus propios jugadores sean, a su vez, creadores.
Esta costumbre, que nació en tiempos de una menor separación entre desarrolladores y usuarios, comenzó a diluirse con el tiempo. Fue retomada con fuerza hace algunos años, en la era de los mods, el Minecraft y los game makers con interfaces más intuitivas.
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La premisa de Super Mario Maker es sencilla: Bowser secuestra a Peach por milésima vez y tenemos que ir a buscarla al castillo. Elegimos un modo de juego con una cierta cantidad de vidas y una cierta dificultad, y en forma automática se nos arma un mapa con una cierta cantidad de niveles, todos creados por jugadores de todas partes del mundo.
Super Mario Maker no es innovador en el sentido de “hagamos que el editor de niveles sea el corazón del juego” (existen otros ejemplos mucho más viejos como el clásico Pinball Construction Set, o modernos como LittleBigPlanet). Pero si logra serlo en muchos otros sentidos. Super Mario Maker es, simplemente, una pieza única, y les vamos a explicar bien todas las razones.

Santiago Figueroa, alias Morton, fue durante unos años el Jefe de Redacción de [IRROMPIBLES]. Ahora es padre y vive en otro continente. Es fan de Sonic. También sabe hacer juegos y pelis. Pueden ver sus locuras en YouTube, o por Twitch, o vigilarlo por Twitter como @aliasmorton.