Cuando uno encuentra entre la descripción de un programa la palabra “hospital”, espera ver sangre, operaciones, emergencias e historias de vida de los pacientes. Sin embargo, existen excepciones. Un ejemplo es Grey’s Anatomy, una de las series norteamericanas de mayor audiencia. En ella se cuenta la historia de un grupo de médicos y enfermeros a través de la voz en off –apreciable al principio y al final de cada capítulo- del personaje central, la Dra. Meredith Grey (Ellen Pompeo), una cirujana del ficticio Seattle Grace Hospital en Seattle, Washington. Puesta en el aire en el 2005, a pesar de su popularidad, esta serie tiene sus enemigos. El show ha sido criticado por varias agrupaciones, entre ellas médicas, por ser “poco realista” y presentar exageradamente el tipo de relación que tienen los profesionales entre ellos. En un principio, se creía que el show vapuleaba a las enfermeras, al mostrar médicos refiriéndose a ellas de modo sarcástico; pero su creador se reivindicó mostrando lo que muchas veces sucede en la vida real: que las enfermeras saben mucho más de medicina que los nuevos internos. Pero no todo es crítica. Los entusiastas de Grey’s Anatomy defendieron su falta de realismo al afirmar que un seco y preciso show sobre medicina no tendría la chispa que hace tan popular a Grey’s Anatomy. Una especie de ER hecho culebrón, esta serie es una mezcla de comedia romántica y serios dramas, además de ser muchísimo más agradable para aquellos que prefieren ver la medicina volcada en una serie, pero desde un costado más humano y divertido.

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