Queremos un cachorro de Monty
Desde la Creación, Cielo e Infierno acumulan casi tantas “mojadas de oreja” como Boca y River. Los “inadaptados de siempre” de ambos bandos están al asecho, esperado arruinar este espectáculo familiar, que no es otra cosa que la guerra ancestral por almas humanas. Obey Me nos pone en medio de este conflicto, con una “pareja despareja” deliciosa de antihéroes. Necesitamos urgente un perrito como Monty.
Con un sarcasmo más afilado que su daga, Vanessa Held pasa sus días de una misión en otra, sin mucha explicación mediante. Es un demonio menor y, para rematar, del más bajo rango. Es decir, está en el fondo de tarro y no le cuentan nada sobre el plan maestro que está en marcha. A pesar de esto, goza de un extraño favoritismo por parte de Ammon, su empleador, archiduque infernal de la Codicia. ¿Acoso sexual en puerta? No adelantaremos nada, porque de otra forma les tiramos un tremendo spoiler.
Claro que Vanessa no está sola, sino que la acompaña Monty, un sabueso infernal parlanchín, hiper violento, con un hambre desaforada y muy bajas pretensiones de menú. En otras palabras, ya sea basura putrefacta de dudosa procedencia, carne de zombi o incluso partes metálicas de un robot, todo le viene bien. Lo bueno es que, al consumir ciertos enemigos, gana nuevos poderes elementales que alteran sus habilidades.
Así, contar con este magnífico dúo nos da la posibilidad jugar de manera cooperativa en la misma pantalla. Y además, una de las cosas que más nos gustaron del juego: su interacción. Pese a que la historia transita por lugares comunes en cuanto a la conspiración de fondo y el ascenso de la heroína, los diálogos son realmente infernales. La dupla mantiene conversaciones tan exquisitas, que varias “buddy movie” los envidiarían y se podrían verdes hasta explotar. Pocas son las interacciones que fallan en robarnos al menos una sonrisa. Y no se limitan a ser muy graciosas, sino que de paso desarrollan y pintan a los personajes de cuerpo entero. ¡Chapó en este punto!
Obey Me, brawler de pura cepa
Finalmente la esperada criatura de los argentinos Error 404 Game Studios vio la luz. Les anticipamos que, pese a algún punto flaco, es muy importante que la industria Argentina de videojuegos de un paso de este nivel. Claro que se supone que ahora les demos los motivos de esta afirmación, así que allí vamos.
En lo jugable, Obey Me nos muestra la acción desde una cámara isométrica. Quizás por ello — y por el diseño de los niveles— un vistazo rápido nos trae aromas “diablezcos” y propios de dungeon crawler. Por el contrario, con apenas unos segundos de juego, el brawler 3D se hace manifiesto.
La mayor parte del tiempo, Obey Me entiende a la perfección todo lo que esperamos de él. Los combos son variados, el combate es frenético y tenemos una variedad y cantidad adecuada de enemigos a los que romperles el cráneo.
Además, los personajes tienen un movimiento especial de fusión. De esta forma, se transforman en un solo ente, muy poderoso, que recupera fuerza vital mientras reparte sopapos a lo pavo. Para lograrlo, absorben la esencia de los enemigos hasta completar un medidor.
Para maximizar esta absorción existe una mecánica muy bien pensada: cada ataque de Vanessa carga de energía a los enemigos. Luego, un ataque de Monty detona esta carga, el enemigo pierde más esencia y nosotros nos empachamos de poder. De hecho, si dicha carga está al máximo, les aplicamos un “debuff” especial, según la forma elemental en que se encuentra nuestro perrito.
Adicionalmente, ambos personajes ofrecen buena diversidad de armas o poderes y un árbol de habilidades para mejorarlas. Siempre existe la herramienta correcta para cada enemigo, como también las armas y poderes de cada personaje que funcionan bien en combinación. Resulta muy gratificante cuando esta sinergia funciona, en especial si estamos jugando en cooperativo. ¡Ideal para resolver problemas de pareja durante la cuarentena!
El Diablo metió la cola
Por mucho que nos pese, existe un problema mínimo, pero que lastima mucho lo responsivo del control. Es posible que esta sensación negativa se solucionaría si el “dash” de Vanessa cancelara los combos.
Para ser más claros: todas las armas tienen una animación estupenda. Pero aún la más rápida de ellas es demasiado lenta para la agresividad de la IA, la cantidad de enemigos que se mueven en “mob”, los ataques a distancia y algunos rangos en cuerpo a cuerpo.
Entonces, sucede con demasiada frecuencia que los reflejos nos dan para ver venir un ataque, pero ya estamos ejecutando el siguiente golpe del combo y no hay nada que lo frene. ¿Resultado final? Nunca terminamos de acostumbrarnos a ese “punto de no retorno” tan obsceno y quedamos en un peligroso punto, cercano a la frustración.
¿Es suficiente para que convertirlo en un mal juego? Definitivamente no. Pero sí alcanza para dañarlo y que no resulte un excelente brawler, dejándolo como un producto muy bueno (que no es poco). Ojalá sea solucionado con un parche en el futuro. Aunque nos va a dar bronca, porque ya lo terminamos y nos salieron catorce canas nuevas.
Obey me! ¡Cancelá ese combo!
Para mejorar la experiencia, el juego podría hacer un mejor trabajo en lo que se refiere a exploración del mapa. No existe indicación o siquiera una pista que nos indique por donde continuamos la misión principal. Así, sucede que muchas veces queremos seguir explorando, pero activamos un evento y no tenemos retorno.
El diseño de los niveles está muy bien, aunque en ocasiones el uso de colores saturados dura demasiado, en especial en los primeros mapas. Otro punto mejorable pasa por distinguir mejor los elementos aliados de los enemigos, ya que algunos son muy similares y confunden. No pretendemos un cartel luminoso, pero a veces todo se vuelve tan bullet hell que duele.
Donde el juego destaca por escándalo es en el sonido, tanto en los efectos como, muy especialmente, en la música. El artista Pablo Canaveris la descosió con la OST, impacta desde el propio menú inicial del juego. ¿Tiembla Doom?
Conclusión
Obey Me es un muy buen juego que, con un parche adecuado, se puede convertir en uno excelente. Tienen muy buenas ideas y es divertido, en especial si jugamos en cooperativo. Cabe aclarar que, si siguen gastando en pavadas como skins en lugar de apoyar la industria nacional, se va a ir al infierno. Sonaba mejor en mi cabeza, resulta un poco agresivo. Bueno, Satán se les va a colgar del cable y les va a joder la conexión a internet. Ahí está.
Por último, un pedido al equipo de Error 404 Game Studios: favor de hacer una segunda parte, que nos quedamos con ganas de más. La hacían fácil los giles de Irrompibles ¿no?… [i]
DESARROLLADO POR: Error 404
DISTRIBUIDO POR: Blow Fish Studios
GÉNERO: Brawler
DISPONIBLE EN: PS4, Xbox One, Windows, Nintendo Switch (próximamente)
QUÉ ONDA: Un brawler argentino, con opción de juego local cooperativo.
LO BUENO: La música. El guión, en especial las conversaciones de nuestros “héroes”. El diseño de los personajes. Las animaciones. La sinergia entre ataques y poderes de los personajes. La mecánica para obtener puntos de sobrecarga. Monty nos hizo descubrir que un “Hell Hound” es simplemente un perro que se comporta como gato. Monty es lo más.
LO MALO: Un muy pequeño detalle tiene un alto impacto en lo responsivo del control, dejándolo al borde lo frustrante. O, si quieren, nos deja a nosotros al borde del ataque de nervios.
Este análisis de Obey Me fue realizado a través de un código de PC provisto por sus desarrolladores.

Gustavo Sobrero, alias El Cenizas, es Secretario de Redacción de [IRROMPIBLES] y fundador de la Iglesia Savathûnista. ¿Tienen dos minutos para que les hable de Savathûn, que es el Camino y la Salvación? Pueden seguirlo en Twitter (@ElCenizasWTF) y en Instagram (@el_cenizas).
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