“Probando, uno, dos, tres… sssí… sssí…”
Basta que termine la carga para encontrarnos en la disquería de Haven Springs y recordar qué pequeño es este pueblito. Es en el local mismo donde, al fondo a la izquierda (¿enfrentando el baño?) existe “la pecera”. Esto es una habitación aislada, grueso vidrio mediante, desde donde se transmite el canal de radio local. Y sí, es dentro de la disquería en donde se desenvuelve la totalidad de los sucesos de la expansión “Wavelengths” de Life is Strange: True Colors. Por poco que este DLC no es apto para claustrofóbicos.
En esta vuelta encarnamos a Steph, la DJ de Haven Springs y eventual bestie de Alex Chen. Aún no se conocen, dado que Wavelengths es una precuela de todo lo transitado. Pero además, esta expansión da un cierre final a los eventos de Life is Strange: Before the Storm, contando el destino de Rachel y Chloe. Sí, esa Steph…
Life is Strange True Colors – Wavelengths: buscando tener onda sin superpoderes
Como ocurrió con Chloe en Before de Storm, nuestro personaje esta vez no tiene ningún superpoder. Steph —como toda jovenzuela típica— es inquieta, entusiasta, idealista, escucha música todo el tiempo y usa mucho Tinder.
Así, arranca en el primer día de trabajo de Steph y lo primero que llama la atención es que el local está desierto. Ni un alma que nos reciba, nadie que nos ofrezca un tour por el lugar. ¡Ey, no está ni Valkiria, el gato!
De esta manera, gracias a una nota dejada por ahí, es que tomamos el timón del juego y nos embarcamos en la… ¿aventura? Gente, debo confesarles que esta expansión es prácticamente un emulador de animador de radio. Pasamos música, leemos anuncios, encendemos una lava lamp y le cambiamos el color, mientras arrojamos frases típicas de locución y atendemos los llamados.
Incluso, cuando no estamos dentro de la pecera, paseamos por el local terminando algunas tareas y abocados en “misiones” cotidianas, como encontrar algunas cosas, ordenar, redecorar o alimentar al gato.
¿Les dije que el gato no está? Ni el maullido se oye.
En resumen, a través de los capítulos de esta expansión, transformamos el local hasta convertirlo en el que conoceremos como Alex en el juego base. Mientras transcurren, podemos apreciar —a través de la vidriera— los cambios de estación. Así, vemos un Haven Springs enteramente nevado en vísperas de Navidad y —a partir de las decoraciones— adivinamos un Halloween o un Día del Orgullo. Mientras, chateamos con Gabe Chen y otros personajes que conocimos cuando deambulábamos como Alex. ¿Alcanza todo esto para mantener nuestro interés? ¿En dónde está el misterio que nos hizo clavar las uñas en los apoyabrazos durante el juego principal? ¿Y por qué no aparece el gato?
Oportunidades desperdiciadas
Mucho Tinder pero pocas nueces. Vamos a darle Like a las señoritas que nos gusten. Incluso, vamos a chatear con un bot. Estos micro escenarios, situados en la pantalla de nuestro teléfono móvil, dan lugar a toma de decisiones. Si curiosean nuestro pasado amoroso, ¿contamos la verdad? Y con esta otra usuaria, ¿vamos a los bifes o damos rodeos viendo qué onda? ¿Iremos, al terminar el trabajo, a encontrarnos con una perfecta desconocida? Caray, poco importa porque eso nunca va a evidenciarse en nuestra pantalla. Como les dije, no saldremos de la disquería jamás… muajajah… ¡JAMÁS!
Auch, ahora sí que empiezo a sentir alguna cosa de terror trepándome las piernas.
En síntesis, lo que sucede con Tinder peca de lo mismo que otras actividades, tales como publicitar nuestros sponsors o atender oyentes. Y esto es que equivocarse, decir una u otra cosa, ser atrevidos o prudentes no tiene peso en esta expansión. No hay premios ni castigos.
Es decir, el heladero no viene a tocarnos el timbre cuando erramos proclamando que vende “helado de cangrejo”. Si nos piden consejos sentimentales —que Steph, como buena fan del rol, resuelve arrojando el dado icosaedro— podemos influir malsanamente… pero no hay karma que nos afecte.
Incluso en el capítulo final recibimos una última llamada, de un oyente solicitando nuestros servicios de “Oráculo”. Ahí nos enteramos de que Steph se hartó y ya no aconseja más a nadie. Fin del asunto, y al que no le gusta… que se joda.
Conclusión
Sin duda, mencionar más iría en desmedro de experimentar curiosidad por probar este DLC (algo escueto). Y no es justo dado que la calidad de este producto dice “presente” todo el tiempo: voces, música, animaciones, detalles delicados, complejidad de los ambientes… Todo lo que destaca en el juego base aquí también palpita y no podría ser de otra manera.
Sin embargo, uno se pregunta: ese tremendo motor gráfico, recursos y locaciones en mi disco… ¿Y no puedo recorrer Haven Springs nevado? ¿Para qué hay una pala y una bolsa de sal gruesa junto a la puerta, Madre de Dios?
Pero hay fogonazo al final del túnel: un encuentro sorprendente tiene lugar, y lo cierto es que habría que tener una roca en el lugar del corazón para no sentir una mariposilla aleteando en la boca del estómago. Say no more.
Ah, sí… Valkiria, el gato, por fin se deja ver. Miau. [i]
DESARROLLADO POR: Deck Nine
DISTRIBUIDO POR: Square Enix
GÉNERO: Aventura Gráfica
DISPONIBLE EN: Windows, PS4, PS5, Xbox Series X, Xbox One.
QUÉ ONDA: Una precuela de Life is Strange: True Colors en donde nos ponemos la piel de Steph y trabajamos de animadora de radio mientras nuestra vida privada se filtra a través del celular.
LO BUENO: La calidad de todos los detalles. La música que descubrimos gracias a que somos DJ todo el rato. El final.
LO MALO: Corto, repetitivo; se siente inconducente. Los quehaceres banales que se orientaban perfectamente a raíz del misterio durante el juego base aquí no tienen un verdadero norte.
Este análisis de Life is Strange’s True Colors: Wavelengths DLC fue realizado a través de un código de PC provisto por sus desarrolladores.

Diego “Santos” Reig, diseñador, escritor, amante de la cocina y gamer a ultranza. Ávido de placeres espirituales, busca la sabiduría al final de un libro, en el fondo de un plato (o copa de tinto), y al trascender las vicisitudes de un videojuego. Sus pasiones en la virtualidad son las aventuras gráficas, los juegos de rol, y engordar monstruos feos a base de plomo binario. Instagram.
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