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Hungry Baby: Party Treats [REVIEW]

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La búsqueda continúa

Con todas sus desventajas, mi consola Wii U supo ser el centro de atención en más de una reunión familiar, con varios títulos (empezando por el subestimado Nintendo Land) que supieron ofrecer diversión para todas las edades y que nunca llegaron a cansar.

Pero no logró reproducir lo mismo con mi Nintendo Switch. En principio porque no tengo tantos controles, aunque también se debe a que no hay tantos títulos en su tienda que puedan considerarse “party games” todoterreno, es decir, ajenos a un nicho.

Mejor voy al punto: acepté revisar Hungry Baby: Party Treats porque estoy desesperado por un party game que me tiente a sacar la consola de su cuna y llevarla a la próxima juntada dinástica. ¿Se preguntan si estoy arrepentido? Mmm… la respuesta es sí. Porque ahora tengo que escribir esta nota sobre un juego que no amerita tantas líneas.

En resumen, las mecánicas del fichín son así: cada personaje encarna a una golosina, y tiene que llegar hasta el final del mapa donde un bebé hambriento lo espera para comérselo. Cada casillero es una potencial trampa mortal: puede ser que una sierra nos abra al medio, un malvavisco nos aplaste u otras cosas terribles nos pasen. Si morimos, volvemos al principio del tablero, pero la trampa queda descubierta. Así, con la destrucción colectiva marcada en el mapa, podemos ir abriéndonos un camino seguro.

Peeero no es tan sencillo, porque también contamos con ítems que, al obtenerlos, nos permiten hacer trampas como intercambiar lugares con los rivales o comenzar desde un punto de control. ¡El primero que llega gana!

El concepto, así explicado, funciona. Pero claro, hay que considerar que hay un gran factor suerte involucrado en la victoria de cada uno. Lamentablemente, el propio Hungry Baby no sabe muy bien qué hacer con su potencial.

Ninguno de los modos de juego disponibles logra capturar una experiencia que nos invite a rejugar esto más de una vez, y sólo se sienten como una innecesaria vuelta de tuerca al modo principal que es el que arriba describimos y que, por su simpleza, es quizás el más efectivo.

Los personajes que utilizamos, al ser golosinas, no son memorables ni sirven para crear empatía. El apartado gráfico lo hace ver como un juego infantil que se tornó pesadillesco.

Finalmente, el apartado sonoro, monótono y repetitivo, no aporta a la causa.

Si hay algo que delata el supuesto Modo Campaña que presenta, es que este juego está pensado con mentalidad mobile, y que no tiene nada que hacer en la Switch.

Aún así, no vamos a negar que la primera partida que jugamos nos resultó entretenida, y que sentimos que podía haber algo acá. Pero luego de fichinearlo acompañado me dimos cuenta que no es tan universal como un party game debería ser.

Por el precio que tiene en la tienda, tampoco le vamos a pedir demasiado. Lo que sinceramente podemos afirmar es que Hungry Baby no satisfizo lo que pretendía. Habrá que seguir buscando. [i]


DESARROLLADO POR: Digital Melody
DISTRIBUIDO POR: QubicGames
GÉNERO: Plataformas
DISPONIBLE EN: Nintendo Switch

QUÉ ONDA:
Un party game sencillo que no logra alcanzar su potencial ni por asomo.
LO BUENO: Partidas breves, modos diversos, permite varios jugadores.
LO MALO: Pobre apartado sonoro, arte confuso, los modos no aportan variedad, mentalidad mobile, se vuelve repetitivo muy rápido.

Este análisis fue realizado a través de un código de Nintendo Switch provisto por sus desarrolladores.

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