Indiana Kirby
Lanzar con éxito un primer videojuego no es nada sencillo para nadie, y eso bien lo sabe Daniel Ramírez, oriundo de El Salvador y la cabeza detrás del desarrollo de Whipseey and the Lost Atlas, un fichín nostálgico que, a pesar de sus limitaciones, tiene un corazón retro innegable.
Hay que reconocer que Daniel tuvo la suerte, no solo de que Blowfish Studios se interese en su obra, sino que un artista de la talla de Roy Nathan De Groot, el mismo detrás de los pixeles de Luftrausers y Super Crate Box, se encargue del arte de Whipseey.
Junto con la música de Benji Inniger, el resultado es un plataformero simple pero efectivo, que a simple vista puede remitir a la franquicia de Kirby, pero cuya jugabilidad se acerca más a un híbrido entre Castlevania y Mega Man.
¿De qué se trata Whipseey and the Lost Atlas?
La historia es muy sencilla: un libro mágico absorbe a un niño llamado Alex, convirtiéndolo en una criatura rosa y transportándolo a un mundo de fantasía lleno de enemigos adorables pero no por eso menos letales. La princesa de este mundo intenta ayudarlo, brindándole un látigo para defenderse, con la promesa de que si resuelve el misterio del Atlas perdido podrá volver a la normalidad.
Todo es una excusa para latiguear bichos raros a lo largo de cinco mundos, divididos a su vez en varias pantallas consecutivas con un jefe final. Comenzamos cada mundo con una cierta cantidad de vidas, obteniendo una nueva cada vez que juntemos cien de las piedritas que los enemigos dejan cuando son derrotados. Si en algún punto del juego nos quedamos sin vidas, volvemos a la primera pantalla del escenario actual. Esto, que al principio puede ser frustrante, se vuelve más digerible cuando ya le agarramos la mano a la jugabilidad y no necesitamos de tantos reintentos para completar cada sección.
El juego es cortito y al pie: una vez que completamos todos los mundos, vemos una secuencia de cierre y luego, de vuelta al menú. No hay rejugabilidad, ni “nuevo juego plus”, ni ningún otro motivo que nos invite a comenzarlo de nuevo.
En tiempos de juegos extensos, de cacerías de logros, secretos y nuevas dificultades, requiere de coraje tomar una decisión así. Además, dado que el fichín resulta bastante repetitivo (no hay progresión, no se obtienen nuevos poderes, nada), esta brevedad es, en cierto aspecto, algo que le juega a favor.
Conclusión
Por unas pocas rupias, Whipseey cumple con un par de horas de entretenimiento, tiernos gráficos retro y una música agradable. No le pidan mucho más. Si esperan algo más completo, están buscando en el lugar equivocado. Sin duda la versión de Switch es la más recomendable dada su portabilidad, aunque si les da igual la plataforma, busquen la que les resulte más barata (los precios están bastante dispares entre sí).
Por lo pronto, esperamos ver más cosas de Daniel en el futuro. Sin duda se trata de un buen comienzo. [i]
DESARROLLADO POR: Daniel Ramirez
DISTRIBUIDO POR: Blowfish Studios
GÉNERO: Plataformas
DISPONIBLE EN: PlayStation 4, Xbox One, Nintendo Switch, PC
QUÉ ONDA: Un sencillo plataformero que no intenta ser grandilocuente. Se termina antes de que empiece a aburrir.
LO BUENO: Visualmente atractivo, jugabilidad retro, se puede jugar de una sentada.
LO MALO: Algunas secciones que dependen de prueba y error no se llevan bien con el sistema de vidas limitadas. Es criminalmente breve. Tiene cero rejugabilidad.
Este análisis fue realizado a través de un código de Nintendo Switch provisto por sus desarrolladores.

Santiago Figueroa, alias Morton, fue durante unos años el Jefe de Redacción de [IRROMPIBLES]. Ahora es padre y vive en otro continente. Es fan de Sonic. También sabe hacer juegos y pelis. Pueden ver sus locuras en YouTube, o por Twitch, o vigilarlo por Twitter como @aliasmorton.
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